Mas se presenta como azote de la corrupción y llama a «hacer limpieza» 07/02/2013 by fundacion / EL MUNDO 07/02/13 · La oposición denuncia una «maniobra» para esconder las irregularidades de CiU. Pese a que la sede de su partido, Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), está embargada judicialmente por el caso Palau, el presidente de la Generalitat, Artur Mas, se sintió ayer con fuerzas para ofrecer unos cuantos consejos en la lucha contra la corrupción. E incluso, para presentarse como un adalid de la causa: se mostró favorable a «hacer limpieza» entre la clase política. El presidente de la Generalitat reunió a varias «personalidades con competencias» en la materia para hablar de soluciones contra la corrupción. Además de él, se sentaron en la mesa la presidenta del Parlamento catalán, Núria de Gispert; el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), Miguel Ángel Gimeno; el fiscal superior de Cataluña, Martín Rodríguez Sol; el síndico mayor de Cuentas, Jaume Amat; el síndic de Greuges, Rafael Ribó, y el director de la Oficina Antifraude, Daniel de Alfonso. CiU, que en los últimos días ha visto cómo la Fiscalía pedía la imputación de dos de sus diputados en el Parlament -ni más ni menos que el jefe del grupo en la Cámara y número dos de Mas en CDC, Oriol Pujol, y el ex alcalde de Lloret de Mar (Gerona), Xavier Crespo- por casos de presunta corrupción, pretende desmarcarse con iniciativas como la cumbre de ayer de la sombra del caso Bárcenas. Mas no escatimó en terminología escatológica para intentar desvincularse de la alarma social que provocan estos casos, y defendió la conveniencia de «sacar todo el pus» de la corrupción y «desinfectar». Pero cuando se le recordaron los casos concretos que afectan a su formación política fue bastante más laxo. Cuando se le preguntó por Oriol Pujol, a quien el fiscal relaciona con una trama corrupta de concesión de estaciones de ITV y de quien se da por hecho que será imputado de forma inminente, Mas defendió que una imputación no tendría por qué suponer que el implicado abandonara sus responsabilidades políticas. También dijo que los partidos deberían consensuar en qué tramo del proceso judicial debe exigirse al imputado que se haga a un lado. No aclaró cuándo debería llegar ese momento en su opinión, aunque sí dijo: «Puede ser antes de la condena, pero en todo caso se debería proceder a la separación temporal o permanente de los cargos públicos cuando los procesos estén más avanzados, porque no es sano para el sistema que al primer indicio se dé a la persona por culpable». El presidente catalán anunció que habrá una segunda reunión el 22 de febrero con los mismos protagonistas, pero ayer ya se mostró partidario de recuperar un documento suscrito en 2001 por todas las formaciones para autolimitar sus gastos y convertirlo en «normas y leyes». A ese texto, como a muchos otros similares, no se le ha hecho de momento el caso suficiente, según reconoció Mas. Sin embargo, el resto de partidos no está dispuesto a hacerle el juego a la federación nacionalista, que acumula sospechas y condenas como la del caso Pallerols. La prueba es que todas las formaciones de oposición -excepto ERC, que en esta legislatura es socio de CiU aunque no tenga consejeros en el Govern- criticaron la cumbre que convocó Mas antes de su celebración, principalmente por «partidista» y por las dudas éticas que puede generar sentar a los tres poderes del Estado a una misma mesa. Ante los pobres resultados del encuentro, las críticas fueron más agrias. El PSC pidió a Mas que agilice la ley de transparencia «en vez de fabricar fotos y humo»; el PP se refirió al encuentro como una «maniobra de distracción» para tapar la corrupción de CiU, y Ciutadans afeó al president que se fotografíe «con los que investigan y juzgan a su partido». ICV le exigió que si quiere hacer limpieza «empiece por CiU». Incluso Núria de Gispert ha tenido que cancelar otra reunión, prevista para hoy, entre representantes de los partidos. La excusa oficial es que Mas ya ha anunciado que acudirá al Parlament personalmente para explicar los resultados de las reuniones después de la que tendrá lugar el día 22, pero el poco entusiasmo que había generado la cita era evidente: PP, ICV y Ciutadans ya habían anunciado que no acudirían y habían lanzado duras críticas contra la iniciativa. EL MUNDO 07/02/13