Mas y sus «embajadas»; los niños, en barracones

ABC 04/02/15
EDITORIAL

EL presidente de la Generalitat insiste en despilfarrar el dinero de los contribuyentes, al tiempo que descuida la gestión de los servicios públicos esenciales, con el consiguiente perjuicio para el conjunto de los catalanes, con tal de seguir desarrollando su utópico proyecto independentista. Así, lejos de eliminar sus costosas y caprichosas «embajadas» autonómicas, pretende multiplicarlas por diez, hasta abrir un total de cincuenta en los próximos meses, con el único fin de potenciar las «estructuras de Estado» con vistas a las elecciones regionales del 27-S.

Este anuncio demuestra, una vez más, que la irresponsabilidad de Artur Mas no conoce límites y que su obcecación por la cuestión identitaria es ya uno de los mayores riesgos para el bienestar de los catalanes. Se trata de un nuevo gasto suntuoso y del todo innecesario, ya que la Generalitat podría aprovechar la red de representaciones que posee España en el extranjero para realizar las actividades comerciales y culturales que pretende llevar a cabo, evitando la creación de nuevas duplicidades, tal y como han hecho la mayoría de comunidades autónomas.

En lugar de ahorrar, Cataluña gastará casi veinte millones de euros en «acción exterior» este año, frente a los 16,5 de 2014. Todo ello sin que por el momento haya conseguido ni un solo apoyo exterior y mientras 20.000 niños catalanes siguen recibiendo sus clases en los 1.026 barracones prefabricados que para ellos ha dispuesto el Gobierno de Artur Mas. Parece claro que el despropósito nacionalista consiste en seguir destinando recursos a entes inútiles y prescindibles a costa del bienestar de los catalanes, especialmente si se tiene en cuenta que el Estado ha inyectado unos 25.000 millones de euros en dicha autonomía y prestará otros 9.500 millones en 2015 para evitar su quiebra, tras la nefasta gestión de unos dirigentes autonómicos altamente incompetentes.