ISABEL SAN SEBASTIÁN-ABC

  • Madrid será un clamor en defensa de España, la democracia y la Constitución, amenazadas por Sánchez

Madrid se convierte hoy en epicentro de un grito de hartazgo ante los abusos sin cuento cometidos por este Gobierno. Un clamor en defensa de España, la democracia y la Constitución, amenazadas por un presidente dispuesto a todo con tal de conservar el poder, cuya concepción del cargo que ocupa se asemeja cada día más a la que tenía Luis XIV de Francia. «España soy yo, la democracia soy yo y la Constitución es lo que me convenga».

En los cuarenta y cinco años transcurridos desde la aprobación de la Carta Magna nunca un gobernante se atrevió a retorcerla como lo está haciendo Sánchez, hasta el extremo de colocar a un ministro de su gabinete y una funcionaria de La Moncloa en el tribunal encargado de velar por su cumplimiento, incompatible con las promesas hechas a sus socios. Nunca ninguno osó asaltar las instituciones del modo en que el líder socialista las va tomando una a una, introduciendo en ellas a sus peones más obedientes, quebrando los consensos vigentes desde la Transición y utilizando todos los recursos a su alcance para doblegar a la Justicia, con el agravante de que nada de ello figuraba en el programa que lo llevó a ganar las elecciones. Antes, al contrario, su magra victoria se basó en comprometerse a hacer exactamente lo opuesto de lo que está haciendo: Nunca pactar con Bildu/ETA, jamás meter a Podemos en su gobierno, traer de vuelta a Puigdemont detenido, no exonerado de culpa a base de cambiar la ley, y resolver el problema catalán sin menoscabo de los límites que impone el Estado de derecho. Hizo vicepresidente a Iglesias, los de Otegi le aprobaron los presupuestos a cambio de acercar a sus terroristas, como paso previo a su excarcelación, Puigdemont sigue fugado, y lo acaecido el viernes en Barcelona demuestra que, a pesar de haber indultado a los sediciosos, eliminado el delito por el que fueron condenados e incluso favorecido a multitud de corruptos rebajando las penas por malversación, ellos siguen a lo suyo, pretenden robarnos la soberanía y únicamente lo apoyan mientras cumpla sus exigencias, sabiendo que la alternativa es peor.

Esta mañana, a las doce, la madrileña Plaza de Cibeles se llenará de gente hastiada de soportar la conducta de un Gobierno que sobrepasa todos los límites y hasta libera a violadores que podrían permanecer presos por la soberbia de una inepta a la que dieron un ministerio. La manifestación ha sido convocada por más de cien colectivos de distintas ideologías. Los titulares se fijarán en la presencia o ausencia de líderes de partidos, pero el protagonismo es y ha de ser de la ciudadanía. Que ningún político se apropie de una iniciativa popular. Que nadie confunda el interés general con el electoral de cada cual. Lo que está en juego es la Constitución, la democracia y España.