ABC-RAMÓN PÉREZ-MAURA

Esa Dirección General tiene como fin ocultar los muchos crímenes de un lado y resaltar los del contrario

ABC ofrecía ayer dos páginas que son el mejor ejemplo de la gran mentira que es la llamada «Memoria Histórica» que ha inventado la izquierda española. Andrés Amorós publicaba una Tercera plena de datos en la que se demuestra el franquismo indisimulado que era la marca de la casa en Can Barça. Un franquismo perfectamente demostrable en las hemerotecas, sin necesidad de hacer grandes investigaciones. Pero ahora se niegan los hechos. Algo que, como muy bien recuerda Amorós, ya empezó a hacer en 1987 Manuel Vázquez Montalbán, el mejor exponente de un comunista encantado de tener una vida de lujo mientras su ideología mataba de hambre –y a tiros– a cientos de miles de seres humanos. Pero los que ahora nos hablan de «Memoria Histórica» son los mismos que proclaman el comunismo como una ideología defensora de las libertades y los derechos humanos. La verdad no cuenta. Están dispuestos a sostener esa mentira a cualquier precio. Los millones y millones de muertos que dejó el comunismo en los cinco continentes son un detalle. Sólo se puede hablar del espantoso genocidio nazi, nunca del genocidio comunista, que fue mayor.

Esa mentira de la izquierda española quedaba muy bien descrita también ayer en ABC en la crónica firmada por Enrique Delgado Sanz bajo el título de «La Memoria Histórica de Sánchez, suspenso en transparencia». La detallada crónica se puede resumir diciendo que la Dirección General de Memoria Histórica incumple las normas del Consejo de Transparencia y Buen Gobierno y se niega a dar la información que se le solicita. La información que pidió la Plataforma Patriótica Millán Astray hacía referencia a los gastos en los que ha incurrido esa Dirección General. Y, como era previsible, la misma no ha contestado. Tras reiteradas peticiones y un ultimato de Transparencia, se limitó a mandar una respuesta en la que no contestaba a casi nada de lo preguntado.

Más allá de lo relevante que es el que una Dirección General del Ministerio de Justicia incumpla la normativa vigente, este hecho es la prueba incontestable de algo muy preocupante y sabido por todos –aunque negado por muchos–: esa Dirección General de Memoria Histórica tiene como fin reavivar las heridas de la guerra civil, ocultar los muchos crímenes de un lado y resaltar los del contrario. Se trata de que las nuevas generaciones vivan en la ignorancia de lo que fue la historia de España, del por qué de un inmensa tragedia como la Guerra Civil española, del qué se hizo en España en las décadas de 1940, 1950 y 1960. Hay que ocultar cualquier dato positivo de ese período.