Miquel Giménez-Vozpópuli

Mientras Iceta dice que en España cuenta al menos ocho naciones, en Cataluña no cuenta que hay mil millones menos en Sanidad

Curioso este socialismo que mezcla el desparpajo de bailar Queen, pactar con los separatistas en ayuntamientos y Diputaciones y pedir el apoyo de quienes se hacen fotos con Otegui en plan amigos para siempre. Decimos curioso por no llamarlo traidor a la gente más necesitada que dice representar. Aunque sea predicar en el desierto, PSC y PSOE deberían hacer un esfuerzo por mantener las formas, que la mentira les asoma cada vez más por los costurones de Pablo Iglesias, el fundador del asunto socialista, decimos, no el marqués de Galapagar.

Anda Iceta ejerciendo de muñidor para su querido Pedro, por Dios, Pedro, líbranos de Rajoy, como para preocuparse acerca de que el gobierno de Junts per Catalunya y esa Esquerra que ahora parece modelo de virtudes haya destrozado la sanidad pública catalana. Ayer lo leíamos en El Periódico y, aunque sea harto conocido por aquel que acude a la sanidad pública – verbigracia, quien esto escribe – no por eso es menos escandaloso. En esta tierra de incendiarios y gandules con cargo se han perdido desde el 2010 unos 860 médicos, se han cerrado 1.094 camas para enfermos agudos y 786 en centros sanitarios.

Estos dirigentes que lloran cuando cantan Els Segadors y se emocionan hablando de presos y dirigentes represaliados invierten el 3,7% del PIB catalán en sanidad, quizás por no querer parecerse a su odiada España, un 6,2%, o esa Europa facha que no les hace ni puñetero caso, con una media del 7,2%. El de barretina atornillada dirá, claro, Espanya ens roba y no tenemos dinero. Pero la Generalitat ha aumentado su presupuesto casi un cinco por ciento, patriotas, sí, ustedes, que se dan golpes en el pecho hablando de lo bien que nos iría sin ser españoles; ustedes y solo ustedes han reducido más de un diez por ciento la cifra dedicada a la salud de sus compatriotas. Y todo por favorecer a la sanidad privada, la que o pagas o no te atienden.

En esta tierra de incendiarios y gandules con cargo se han perdido desde el 2010 unos 860 médicos, se han cerrado 1.094 camas para enfermos agudos y 786 en centros sanitarios

Artur Mas se cuidó muy mucho de colocar en su último gobierno a Boi Ruiz, que provenía de las mutuas, para que lo público fuera reducido el máximo. Y, ¿saben lo que pasa? Que cuando uno tiene un resfriado, lo de la privada es fenomenal porque tienes habitación para ti solo: televisión, decoración modernísima y, para qué negarlo, comida muy buena. Pero cuando la cosa se pone seria y lo que tienes requiere equipos, aparatos y medios y la hostelería pasa a segundo término, te derivan al hospital público más cercano. Esa es la realidad. Estamos financiando el negoci a las mutuas. Catalán style. Se ha primado al sector privado pero, la hora de la verdad, te mandan cagando leches a Valle Hebrón, al Clínic o a Bellvitge, por citar los hospitales públicos más conocidos en Cataluña, sin menospreciar al resto. Junto con el Parc Taulí de Sabadell, se encuentran en Barcelona y su primera corona metropolitana, porque ahí se acumula la mayoría de la población catalana, esa a los que el separatismo pretende salvar a base de autodeterminación, consultas espurias y naciones quiméricas.

A Torra y Puigdemont, que se ven hoy en Waterloo para comentar la jugada de si apoyan a Sánchez o se ponen en plan farruco, les importamos lo mismo que una caca de cabra en el desierto del Gobi. Aman la patria, pero no a sus compatriotas. Pueden ustedes jugarse lo que quieran a que en su temario no estará la atención primaria, que recibe un 17% del presupuesto de sanidad catalán cuando debería recibir un 25%, o que se tarde un año en hacerte un ecocardiograma.

A Iceta todo esto tampoco le quita el sueño. Solo se ve con políticos tan egoístas como él y va contado naciones

Iceta debería ser distinto como persona de izquierdas a esta pandilla de burguesitos, hechos a la vida muelle y a tener servicio que le lave la ropa.  Tendría que contar médicos, pacientes desatendidos, pasillos de urgencias colapsados, plazas de médicos que se “amortizan” cuando se jubilan, es decir, que no se cubren, y no dedicarse a sumar naciones. Pero a Iceta, un buen burgués como ellos, todo esto tampoco le quita el sueño. Si fuese realmente socialista iría, por ejemplo, a Bellvitge y hablaría con los heroicos profesionales que cuidan de nuestra salud para que le explicasen lo que pasa en esta Cataluña a la que el solo ve como mera palanca en su ascenso hacia el poder. Pero no. Iceta solo se ve con políticos tan egoístas como él y va contado naciones. Me confesó hace años que tuvo que decidir entre irse a esquiar los fines de semana o hacerse socialista y mira, le pareció más entretenido lo segundo. No tengo más que añadir a esa auto definición.

Con lo humilde que te sientes en una cama de, por ejemplo, el Hospital del Mar, con el abdomen cosido tras una intervención de ocho horas – más de un palmo de cicatriz tengo – dando gracias a Dios por tener a tantos ángeles con bata blanca que velan por ti. Por eso os dedico esta modesta pieza a vosotros, profesionales de la sanidad pública. Sois la sal de la tierra. Que Dios os bendiga y castigue a los que nos dejan de lado.