Publicado el  en su blog por Santiago González

El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña no va a emitir una sentencia definitiva que vaya al fondo del asunto sobre la fecha en que deberán celebrarse las elecciones catalanas hasta el ecuador de la campaña. Mientras, el candidato Illa sigue sin prisas, pero sin pausas y sin aproximarse un solo momento a la verdad. El principal problema del ministro para gestionar el asunto no es su abisal incompetencia; es que no le importa y no considera que deba más dedicación a la salud de los españoles que a su voluntad de ganar las elecciones y presidir la Generalidad, eso son los hechos, por más que sus palabras traten de convencer de todo lo contrario.

Este sujeto evitaba opinar el sábado pasado sobre el aplazamiento de las elecciones porque, según afirmó, está centrado al 101% en la pandemia. Falso. Hace semanas que no pisa el Ministerio y aun en algunas comparecencias en Moncloa incluye detalles de candidato, como alinear una señera con las banderas de La UE y la española. Eso sin contar con el saludo a  Joe Biden y la esperanza que representa para el mundo. “También para españoles y catalanes”, dicho así, como si Cataluña y España fueran dos conjuntos disjuntos”.

Tiene razón el TSJ al curarse (no diré vacunarse, que las vacunas las administra él) de evitar una provisionalidad que podría alargarse indefinidamente, quien dice 30 de mayo podría decir 1 de octubre, que es fecha muy querida por los golpistas. En todo caso, tal como ha señalado el tribunal, será el 8 de febrero cuando acuerde definitivamente si hay o no aplazamiento electoral. Según Iceta, Illa dimitirá antes del día 29, que es cuando arranca la campaña, ni un minuto antes. Preguntado si esto le procura ventaja volvió a mentir con desenvoltura el 12 de enero:  “No sé si esto genera o no genera algún tipo de ventaja. Me da igual”. Ya lo había hecho el pasado mes de octubre: “nos importa muy poco, nada, lo que no sea la salud de los ciudadanos”.

Que no es algo que le importe, vamos, dice el mentiroso. Falso. El límite de la virtud en política es que el objetivo principal, el partidario, sea compatible con el cumplimiento del programa y los deseos de los votantes y se pueda obtener aquel cumpliendo estos. Todo lo demás es mentira.

El caso es que, sobre el papel, Salvador Illa podría encontrarse con que el TSJ de Cataluña dictase una sentencia el día 8 que aplazara la cita electoral. Pero esto, ya digo, es solo sobre el papel, porque la decisión del tribunal depende, precisamente, del ministro de Sanidad, que no va a querer endurecer las restricciones para no dar facilidades. De ahí que haya llevado a los tribunales a Mañueco  por adelantar el toque de queda a las 8 de la tarde y que en el Consejo Interterritorial del miércoles se negara a aceptar parecida petición de la práctica totalidad de las CCAA. Recordemos la inflexibilidad con que imponía restricciones a Madrid, cuando esta comunidad estaba muy por debajo de las cifras que presenta ahora la media española. Tezanos hace lo que mejor sabe: empujar a los votantes hacia los resultados que quieren Sánchez e Illa y estos regalan a los votantes catalanes la mitad de las vacunas que correspondían a Madrid. No hay quién dé más. Qué desvergonzados.