Ignacio Marco-Gardoqui-El Correo
El miedo de la semana pasada se trasmutó en pánico a principios de la presente. Ayer caímos directamente en el caos. El Banco Central Europeo decidió mantener los tipos de interés, regar al mercado con los LTRO y establecer un programa de compras de activos por valor de 120.000 millones de euros. ¿Será suficiente para atajar el caos en el que se han sumido los mercados financieros y para desterrar el miedo a las rupturas de las cadenas de producción y abastecimiento? Lo siento, pero creo que no. En realidad, en dosis mayores o menores, esta medicina se aplica al enfermo -la economía europea- desde hace ya unos cuantos años y no ha sido capaz ni siquiera de detener el suave, pero constante, deterioro de la misma. ¿Por qué iba a ser eficaz para derrotar al mayor peligro al que se ha enfrentado desde la quiebra de Lehman Brothers?
Es cierto que habrá más liquidez y también lo es que eso es importante. Muchas empresas se van a ver sometidas al estrés de tesorería que supone no poder facturar por falta de suministros o de cancelación de pedidos, mientras que deben hacer frente a sus obligaciones de pago por pedidos anteriores, salariales, impuestos, etc… Así que pedir dinero y que te lo den -esa es otra- supone un alivio.
Pero el asunto central no está ahí. Las principales incógnitas de la actualidad son de otra índole más peligrosa. Se nos ha juntado un shock de demanda, con vuelos cancelados, viajes restringidos, hoteles evitados, espectáculos eliminados, fiestas retrasadas y, en definitiva, consumos perdidos, de los que una buena parte carece de esperanza de recuperación posterior; con otro shock de oferta, por culpa de los desórdenes que las medidas adoptadas por las autoridades sanitarias -seguro que todas adecuadas y correctas- van a provocar en las cadenas de producción, que están hoy extraordinariamente globalizadas, y en las redes de suministro y distribución.
Las cadenas de montaje seguirá operativas, quizás, pero ¿habrá productos para activarlas, habrá operarios para hacerlas funcionar? Eso se palía con liquidez, pero solo se arregla con actividad y nadie sabe hoy cuándo se va a normalizar a ciencia cierta. Ese es el verdadero problema. La economía nunca ha sido una ciencia exacta, pero la epidemiología del coronavirus parece que tampoco lo es.
El Gobierno anunció también sus medidas. Va a reforzar la sanidad autonómica, lo cual es imprescindible, aliviará las obligaciones tributarias de pymes y autónomos (parece que las grandes empresas no tienen dificultades, y si las tienen no merecen atención), lo cual es muy conveniente, y dará ayudas a las familias, lo cual está muy bien. Pero será muy difícil de implantar con equidad. Parece que por fin el Ejecutivo despierta y se vuelve consciente de la gravedad de la situación. Todo está muy bien, pero no olvide esto. Los problemas de la demanda solo se solucionarán cuando la situación sanitaria se normalice y las cosas vuelvan a su cauce. Y los problemas de la oferta se arreglarán inmediatamente después, cuando los pedidos vuelvan y las mercancías fluyan. Hasta entonces, cuarentena.