Resulta inimaginable concebir la negociación con la actividad terrorista a casi pleno rendimiento. Es de sentido común lo que está pidiendo Imaz. Existen mecanismos para verificar si ETA no tiene intención alguna de revalidar su alto el fuego. Lo peor que puede pasar es que el presidente transmita la imagen de la improvisación. No es tiempo para la meditación.
Tras el robo de las trescientas armas, en el preciso momento en que todas las miradas se dirigían al polémico debate sobre el proceso del fin de ETA en la Eurocámara de Estrasburgo, el Gobierno ha ido dilatando la confirmación oficial de la autoría de esta operación terrorista. Como si no pudiera creer lo que le venían alertando desde el PP y desde la mayoría de los colectivos de Víctimas del Terrorismo (es el entorno de la banda quién quiere controlar los ‘tempos’ de esta negociación,y además, Batasuna se servirá del debate en el Parlamento europeo para pisar la moqueta institucional sin haberse desprendido de la violencia y para decir que Europa apoya la tesis del conflicto vasco). Como si le costara aceptar que la realidad le está estropeando los titulares que jaleaban un proceso construido sobre bases ciertamente endebles (la falta de consenso democrático, el principal error).
Tanto se ha ido dilatando el presidente Zapatero que su actitud recordaba la confusión que llegó a bloquear y obcecar al anterior gobierno de Aznar horas después del atentado del 11-M. El presidente, dos días después del robo, solo acertó a balbucear que este acto terrorista tendrá consecuencias. Mientras todo el mundo se preguntaba qué había querido decir con esa alusión, Batasuna, cada vez más crecida gracias al oxígeno que se les ha proporcionado a los ‘interlocutores necesarios’, lo interpretaba como una «amenaza».
¿Qué ingratitud! ¿Con los esfuerzos que está haciendo el presidente y sus delegados en Euskadi para no contrariar al entorno de la banda! Pero si hay alguien que permanece inmóvil hasta la victoria final, ésa es Batasuna. Anteyer Permach, con su rostro duro y su actitud chantajista (con trescientas pistolas detrás, su intervención logró parecer más inquietante que hace una semana).
Pero el entorno de Zapatero sigue equivocándose dirigiendo sus energías hacia el PP. Error de bulto. O cálculo electoral o inexperiencia en estas lides. El caso es que no se trata de que el PP diga que ETA está ganando la partida. Es que es eso lo que está ocurriendo sin falta de que el PP lo retransmita. Pero el choque con la dura realidad, incordia. Es comprensible. Porque la cruda realidad obliga a un ministro del Interior como Rubalcaba, tan astuto que ya se refiere al estado de la cuestión como «el llamado proceso de paz» (bienvenido al club de los escarmentados, ministro), a verificar.
La situación se ha puesto difícil. Pero resulta inimaginable concebir la negociación con la actividad terrorista a casi pleno rendimiento. No es nada descabellado lo que está pidiendo Imaz. Es de sentido común. Existen mecanismos para verificar si ETA no tiene intención alguna de revalidar su alto el fuego. Lo peor que puede pasar es que el presidente transmita la imagen de la improvisación. No es tiempo para la meditación.
Tonia Etxarri, EL CORREO, 28/10/2006