Luis Asúa-Vozpópuli

El proyecto de Abascal es por ahora ideológico. Busca despertar a la sociedad de esa obsesión por el consenso que nos paraliza

El anuncio de Santiago Abascal de proponer una moción de censura para pedir responsabilidades al gobierno de Pedro Sánchez es lo mínimo que se le puede exigir a la oposición. Los españoles estamos desconcertados por mucha razones, y una de ellas es la falta de información. Un buen debate ayudaría a conseguir algo de higiene democrática y ciudadana.

La catástrofe provocada por nuestro actual Gobierno no tiene paliativos. No hay un solo ministerio que se libre del suspenso o que al menos pretenda estar trabajando en ello. No hay propuestas y a estas alturas no sabemos nada de nuestro futuro inmediato. Ni siquiera nos informan, y de nuestro presidente lo único que sabemos es que se ha tomado unas vacaciones, por supuesto a costa de los mejores resorts del Estado, que sólo pueden calificarse de bochornosas dada la crisis que estamos viviendo.

Sánchez debería de estar trabajando y, sobre todo, explicando por qué tenemos las peores cifras de covid del planeta, pero no existe el más mínimo atisbo de que él o alguien aparentemente solvente vaya a hacerlo. Urge, al menos, saber qué ha pasado para no cometer los mismos errores. Es de puro sentido común.

A estas alturas no hay un plan nacional serio para que nuestros estudiantes puedan volver a los colegios o a las universidades

No existe un plan de reconstrucción de nuestra economía, aunque tengamos también en eso los peores indicadores. Sólo se han hecho planes, y muy escasos, para el automóvil y el turismo pero con los resultados que todos conocemos. A estas alturas no hay un plan para que nuestros estudiantes puedan volver a los colegios o a las universidades. Para el resto de los sectores especialmente golpeados por la crisis, como la hostelería, el transporte o la cultura, ni se sabe ni se espera propuesta alguna.

Este Gobierno tiene una capacidad insólita para generar división. Cuando más unidos deberíamos de estar, nuestra sociedad se polariza más que nunca. Nuestras modélicas autoridades han conseguido dividir hasta los ayuntamientos. Un país hecho pedazos no es lo mejor para enfrentarnos a lo que se nos viene encima, y ante esto sólo caben dos opciones: seguir jugando al ‘¡tú la llevas!’ o ir a por todas.

Gasto y despilfarro

El PP tiene un concepto geográfico de la política española, y en esto copia a la izquierda. Identifica ‘bolsas’ de votos y va adecuando los mensajes y los candidatos a los diferentes objetivos. Hoy esta esencia táctica del PP la hemos visto en el forcejeo interno provocado para echar a Cayetana Álvarez de Toledo de su puesto de portavoz. Seguramente alguno o alguna -los y las de siempre- le estará susurrando a Casado al oído aquello de: «Pablo, tú que no eres alto funcionario, no tienes bagaje de gestión. Debes de dar imagen de moderación y solvencia. Acuérdate de que en España el poder te llega, no se conquista. Moderación y gestión debe de ser tu lema”.

Con casi cuatro millones de españoles que les apoyan y les han convertido en la tercera fuerza política nacional. La moción de censura que proponen es completamente coherente con su proyecto político

Vox todo lo anterior le importa un bledo. Y no por frivolidad, sino porque el consenso (neo) socialdemócrata está agotado. Habría que indagar en profundidad de dónde viene la prosperidad de los españoles. Con un sistema económico basado en PYMES y autónomos y uno social donde los pilares son la familia y la clase media, dudo mucho que los excesos regulatorios, el gasto y la deuda pública desbocados, el despilfarro autonómico, la sensibilidad de género y medioambiental y demás etcéteras de la agenda ‘progre’ no sean más un lastre que un acicate para nuestro sistema social y económico. La referencia a la España que madruga es muy expresiva.

El proyecto de Abascal y compañía es por ahora ideológico. Buscan despertar a la población de esa obsesión por el consenso que nos atenaza, tan bien resumido por Rocío Monasterio cuando proclamó  que «la izquierda pone las ideas, el centro las sostiene y la derecha las gestiona». Con casi cuatro millones de españoles que les apoyan y les han convertido en la tercera fuerza política nacional. La moción de censura que proponen es completamente coherente con su proyecto político.

 A Vox le gusta la épica y se aplican el viejo proverbio “Ladran, luego cabalgamos…”.  Y cuando se cabalga por terrenos libres a veces, muchas veces, se van reuniendo más jinetes, en este caso diputados, que ante la catástrofe nacional que estamos viviendo puede que hagan un examen de conciencia, asuman su responsabilidad personal hacia sus electores y nos libren con su voto de un Gobierno que no está ni mucho menos a la altura de los tiempos que le ha tocado vivir.

(Artículo elaborado en colaboración con Jorge Fernández Sastrón, empresario)