Momentos de colapso

TONIA ETXARRI, EL CORREO – 08/10/14

Tonia Etxarri
Tonia Etxarri

· Dicen que siguen. Hasta el 9 de noviembre. Lo tuvo que aclarar ayer el propio portavoz de la Generalitat, Francesc Homs, porque había sido él mismo quien había insinuado, 24 horas antes, que en torno al 15 de este mes la Generalitat decidiría si seguía adelante con el referéndum independentista. Y es que, a medida que avanza el reloj, se acumulan en Cataluña los mensajes cruzados con gestos contradictorios de los responsables políticos, que se diría que están atravesando momentos ya no de crisis, sino de colapso.

El marcaje de los más radicales sobre la Generalitat es tan férreo que están viviendo un continuo baile de desmentidos y matices. El ministro del Interior lo llama «ingeniería política», pero podría traducirse por una ‘ducha escocesa’. Que es lo que están aplicando casi todos. Artur Mas, que sigue desafiando al Tribunal Constitucional creando organismos de control relacionados con el referéndum suspendido cautelarmente, trabajándose el registro del censo electoral y, sobre todo, vigilado en corto por la Asamblea Nacional de Catalunya , Òmnium Cultural, Esquerra y la CUP. Mientras tanto, sus socios de coalición, Unió Democrática, que se vienen abajo con la doble pregunta de la consulta camuflada. Estado, sí, pero mediopensionista y pensando ya sólo en la posibilidad de adelantar elecciones con una candidatura única independentista.

La primera baja de la comisión de control, esa junta electoral paralela a las que suelen funcionar en todas las votaciones legales, ha enturbiado mucho el ambiente. El catedrático Quim Brugué se apeaba del invento porque no ha visto «garantías democráticas» en todo el tinglado organizado en torno al 9-N. Es una decisión personal. Pero lo han linchado en las redes sociales. No oculta su decepción al ver que las corporaciones portadoras de las mociones en 920 municipios a favor de la consulta/referéndum finalizaron su acto coreando consignas a favor de la independencia. Si es que no se puede ir de ingenuo a estas cruzadas. Que luego vienen las decepciones.

En los ayuntamientos vascos fue, precisamente, donde germinó la mayor crisis que sufrieron los nacionalistas que gobernaban en Ajuria Enea en 1991. El ejecutivo de Ardanza llevaba siete meses de legislatura con un gabinete tripartito (PNV, EA y Euskadiko Ezkerra). Y Eusko Alkartasuna, que ya mostraba cierta ‘querencia’ por la izquierda abertzale, presentó mociones, junto a Herri Batasuna, en algunos ayuntamientos a favor de la independencia de Euskadi.

Motivo suficiente para que Ardanza acusara a su socio de incumplimiento «flagrante» del compromiso de aquel Gobierno de defender el marco estatutario. Tan claro como eso. Y optó por expulsarlo del Ejecutivo de Ajuria Enea. Una crisis que terminó arrastrando al tercer socio (Euskadiko Ezkerra) y aquel lehendakari, consciente de que no podía mantener un Gobierno minoritario, volvió a pactar con los socialistas.

Pero no se vislumbra que Artur Mas tenga la claridad de juicio que evidenció Ardanza en relación a sus independentistas montaraces de EA. El presidente de la Generalitat ha especulado demasiado con la consulta y ha quemado casi todos los puentes con La Moncloa, en donde tienen muy elaborada una posible reforma constitucional. Pero no para ahora. Quizá para cuando ya no esté Artur Mas en la política.

TONIA ETXARRI, EL CORREO – 08/10/14