José Antonio Zarzalejos-El Confidencial

  • El nuevo portavoz parlamentario del PSOE ya tiene su primer desafío: la convalidación del decreto-ley de ahorro energético, que entra confusamente en vigor mañana

Tampoco, creo, ha acertado Pedro Sánchez en la designación de nuevo portavoz del grupo parlamentario socialista en el Congreso, Patxi López. Estas son algunas de las razones que lo acreditan, hitos notorios en la trayectoria del político vasco: 

1. «Pedro, ¿tú sabes lo que es una nación?». Esta pregunta fue la que le formuló desabridamente López a Sánchez cuando el baracaldés le disputaba la secretaría general del PSOE en las primarias de mayo de 2017. El hoy presidente del Gobierno balbuceó una respuesta al tiempo que su contrincante expresaba gestualmente su satisfacción por el rejonazo al adversario, aunque él en ningún momento supo definirla, bien como lo hizo Renan, bien como lo hizo Ortega. 

López obtuvo solo el 10,2% de las papeletas de los militantes afiliados que votaron en las primarias, en tanto que Sánchez alcanzó casi el 50%. Al vizcaíno le superó también, y con holgura, la andaluza Susana Díaz. Previamente, el exlendakari se atuvo a la disciplina de partido y se abstuvo en la investidura de Mariano Rajoy en 2016. Hay que preguntarse qué hace López en el equipo de Sánchez.

2. El pasado 27 de julio, López se preguntó “para qué sirve el PP”. El presidente de los populares vascos, Carlos Iturgaiz, le contestó a cuchillo: “Para hacerte lendakari a cambio de nada”. Efectivamente, en 2009, los populares votaron en el Parlamento vasco la investidura del socialista, sumando sus 13 escaños a los 25 del PSE y alcanzando así la mayoría absoluta (38 de 75 escaños), aunque las elecciones las ganó el PNV, con 30 diputados. Los conservadores no pidieron nada a cambio, ni coalición de gobierno ni ninguna otra contrapartida. El mandato del socialista fue un chasco: López fue incapaz de concluir la legislatura, que acabó en 2011, regresando luego el PNV al poder. 

No solo eso, López fue presidente del Congreso de enero a julio de 2016 gracias a los votos de Ciudadanos y a que el PP no opuso ningún candidato. Para eso sirven los populares: para hacerle lucida la biografía a Patxi López. 

3. “La ley se cumple y punto”, ha manifestado Patxi López en contestación a Isabel Díaz Ayuso a propósito del decreto-ley de ahorro energético. Ojalá que esa contundencia se la aplique en todos los casos a sus socios del PNV, de ERC y de Bildu, con los que él ahora va a tener que trajinar a base de bien en el Congreso. Para empezar, intentando que el decreto-ley sea convalidado. Entra en vigor este miércoles en plena confusión sobre su aplicación. Y el Gobierno flojeando con una inédita reunión sectorial ayer de la ministra de Transición Ecológica y la de Industria con los consejeros autonómicos del ramo, después de anunciarse que el encuentro sería solo técnico y presidido por el director del Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía.

La ley debe cumplirse, pero para su vigencia efectiva hace falta que técnicamente sea inteligible. Toda la contundencia de la declaración de Patxi López se ha diluido cuando el propio Gobierno hace ‘a posteriori’ (consultas y aclaraciones) lo que debió hacer ‘a priori’ (consensuar la norma). Por eso, la afirmación rotunda del portavoz parlamentario socialista, además de ser superada por María Jesús Montero aludiendo a la insumisión de Madrid, ha sido irrelevante. 

La convalidación de este decreto-ley es el primer reto de López y, a lo que se ve, se le va a hacer cuesta arriba. Más valdría que, de salida, se aceptase que se tramitase como un proyecto de ley, mientras la Comunidad de Madrid ya ha anunciado conflicto de competencias ante el Constitucional. Es seguro que esta normativa necesitará instrucciones y órdenes ministeriales para su aclaración, en particular por dos razones: las deficiencias técnicas en sus previsiones y la colisión/contradicción con reglamentos laborales previos.

Momentos estelares de Patxi López, que pasa por ser un hombre sensato, ‘histórico’ del socialismo, ‘peso pesado’. El personaje es el resultado de casualidades históricas en la política vasca y nacional, pero su densidad no es comparable a la de otras grandes personalidades del socialismo vasco. Y conviene tenerlo en cuenta para evitar decepciones de los que alberguen expectativas. Aunque López se pronuncie con una prosopopeya que embosca demasiadas carencias. Dejemos aparte el aureolado papel que Sánchez —teatral abrazo mediante en el Congreso— le atribuye en el final de la banda terrorista ETA, sobre el que se ha ido montando un relato socialista tan imaginativo como sectario. 

El grave problema del actual PSOE es que no tiene banquillo y su secretario general echa mano de los que antaño fueron sus adversarios directos en el PSOE y hogaño se guarecen de la intemperie bajo el techo protector del poder que les ofrece el presidente del Gobierno. Y esas actitudes tornadizas no tienen buena venta ante la opinión pública. Tampoco que, por ejemplo, la vicesecretaria general de la organización sea también la estratégica ministra de Hacienda y Función Pública y haga declaraciones tan desaforadas sobre el PP como las de ayer. Lastra podía hacerlas, pero una responsable gubernamental tan importante como Montero debiera evitarlas por su condición institucional. O dejárselas a Patxi López.