EL ECONOMISTA 19/11/15
La agencia de calificación crediticia Moody’s advierte de que la escisión de una región europea para formar un Estado independiente podría tener un impacto «sustancial» en el rating del nuevo país, el del Estado del que se independiza y el de otros emisores relacionados.
Moody’s ha examinado en un informe los casos de Cataluña, País Vasco, Bélgica, Flandes, Escocia y el Veneto ante el aumento de la popularidad de los partidos favorables a la independencia de una región en diferentes partes de Europa y sus posibles implicaciones en los ratings.
«La independencia plena de regiones europeas, dividiendo un país en diferentes estados, podría tener implicaciones sustanciales en los actuales países, las nuevas regiones independientes y otros emisores relacionados», afirma el responsable de la región de Europa, Oriente Medio y Africa de Moodys’, Colin Ellis.
En este sentido, Ellis subraya que la independencia reflejaría un «cambio estructural significativo» tanto para el soberano actual como para el nuevo país, cuyo impacto exacto en el rating se valoraría en función de los criterios recogidos en su metodología.
En concreto, apunta que el impacto de una independencia dependerá de una serie de factores, incluido el tamaño de la economía del nuevo país en relación con el soberano del que se separa. Además, será relevante cómo deciden repartirse los dos estados la responsabilidad de la deuda, la velocidad y la naturaleza de la separación y el acceso del nuevo estado a los mercados financieros.
Asimismo, señala que en términos generales la región que se independiza tendrá probablemente un rating menor que el soberano del que se escinde porque tendría una economía más pequeña y menos diversificada, una mayor incertidumbre sobre la eficacia de sus instituciones y una mayor susceptibilidad ante un evento de riesgo.
«El impacto crediticio de la independencia evolucionaría con el tiempo porque algunos factores relevantes para el rating sólo serían claros después de la ruptura», incide Ellis, que añade que llevaría tiempo tener clara la fortaleza del nuevo país, que viviría un periodo de incertidumbre sobre el impacto de su nueva política fiscal y monetaria.
Por otro lado, informa de que la incertidumbre sobre la pertenencia del nuevo país a instituciones internacionales, como la Unión Europea, o sus obligaciones con los tratados podría ir en detrimento del crecimiento económico de la región, dado que puede disuadir a los inversores.