Tonia Etxarri-El Correo

Cómo se moviliza al electorado sin asustar, con la conciencia de que arranca esta medianoche la campaña electoral al Parlamento vasco con el 21% de indecisos ante una cita cuya participación no se prevé que sea muy entusiasta, precisamente. Ese es el reto de los candidatos.

EH Bildu, como pez en el agua porque tiene al electorado más motivado. Con su defensa del feminismo, el ecologismo y el falso progresismo de la cultura ‘woke’. Está atrayendo la atención del votante joven, no como si no hubiera un mañana sino como si no hubiera existido un pasado; el suyo. El candidato Pello Otxandiano se refugia en los ejes de política social pero es Otegi quien, desde la sala de máquinas, recuerda a los suyos que siguen persiguiendo la independencia, sin prisa. Así no asustan a ese porcentaje cada vez mayor de encuestados que no se sienten independentistas pero que les seguirán votando. Aunque se engañen a sí mismos.

El PNV está más desubicado entre el desgaste de su gestión y la reubicación junto a Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados, que ahora les resulta incómoda. Que mucho se quejan del «ruido» madrileño pero los jelkides han tenido mucho que ver en ese alboroto, en calidad de socios. Imanol Pradales quiere medirse con EH Bildu sin necesidad de recurrir al debate identitario, en donde, en el fondo, mantienen considerables coincidencias.

Y es ahí, en la confluencia de intereses entre los nacionalistas y los socialistas (por sus pactos los conoceréis), donde el PP está poniendo especial énfasis. Javier de Andrés sorprendía ayer dejando sobre la mesa una tesis inusual: si el PNV no necesitara al PSE, gobernaría solo. «El PNV necesita sacudirse de encima al Partido Socialista», cuando todos los cálculos están dando por hecho la repetición del gobierno de coalición. Es una hipótesis singular. Primero el PNV tendría que ganar la suficiente representación como para aguantar un gobierno en minoría. En principio, se trata de un escenario inverosímil si se tiene en cuenta la pulsión con la que ha actuado Pedro Sánchez con sus peones autonómicos.

Es cierto que hoy por hoy, en eso tiene razón Andoni Ortuzar, el presidente del Gobierno necesita al PNV con más premura que viceversa. Le interesa el apoyo de sus cinco diputados en el Congreso pero también necesita mantener cotas de poder autonómico, ya que la influencia del PSOE ha quedado reducida a tres comunidades en toda España. ¿El PNV podría exigir que Andueza no entre en el gobierno, a cambio de mantener su apoyo al PSOE en el Congreso y Sánchez facilitaría un escenario vasco con su candidato fuera del poder? Son cábalas del candidato del PP, que confía en la recuperación de votantes pródigos del PNV.

De momento, el socialista Eneko Andueza se dedica a recordar que Bildu es «el mismo lobo de siempre con piel de cordero» por temor a que parte de su electorado se fugue hacia la opción que ha blanqueado el propio Pedro Sánchez, que le acabó regalando al lobo la Alcaldía de Pamplona.

Hoy arranca la campaña y el PNV, lo recordaba ayer el popular Javier de Andrés, todavía no ha dicho que no va a pactar con Bildu. Pues es verdad.