TONIA ETXARRI-EL CORREO

Con la ‘ley trans’, la procesión que iba por dentro en el Consejo de Ministros ha saltado al escaparate, salpicando a La Moncloa y al PSOE. Ha bastado que el grupo socialista votara a favor de una ampliación del plazo de enmiendas, con el apoyo del PP, para que hayan reventado las costuras del traje hecho a medida para la ministra Irene Montero. Su reacción tan contrariada alertando de que no se va a mover ni una coma de la autodeterminación de género ni de la infancia trans, da que pensar que va a haber muy pocas modificaciones de un texto que indigna a Carmen Calvo. Es cierto que la exvicepresidenta del gobierno perdió su condición cuando mantenía un duro pulso con la ministra de Podemos porque Pedro Sánchez se alineó con la titular de Igualdad. Y es ahí donde, precisamente, radica el error que el presidente viene arrastrando desde que decidió gobernar con Podemos dando la llave de la defensa de los derechos sociales a la ministra que quiere prohibir cualquier opinión médica ante los cambios de sexo.

Esta ley está topando con la resistencia en la familia socialista y en la oposición. También en colectivos feministas. Esta legislación a golpe de doctrina ‘queer’ está provocando un fenómeno de confrontación que no se había dado hasta ahora. Mujer contra mujer. Por obra y gracia de un proyecto impuesto por el sector de Podemos que tanto incomoda a la cuota socialista pero que, a la vez, consiente. Las feministas clásicas coinciden en criticar la desprotección de la infancia y la adolescencia si, a partir de los 16 años, pueden cambiar de sexo, sin necesidad de diagnóstico ni control. Una cosa es la atención a las necesidades de las personas trans y otra muy distinta la doctrina que viene a destrozar toda la legislación sobre Igualdad. Lo sostiene Carmen Calvo y, en esa apreciación, coinciden jóvenes abogadas y juristas como Paula Fraga o Laura Redondo contrarias a que cualquiera pueda ir al registro y, por su mera palabra, falsear el sexo biológico a todos los efectos.

El Consejo General del Poder Judicial ya emitió un dictamen en el que alertaba de que la libre determinación de género es constitucional sólo a partir de la mayoría de edad: a los 18 años. Sus informes son preceptivos pero como no son vinculantes, en La Moncloa ni caso ¿Que la Constitución no contempla el género sino el sexo? Poco le importa a la ministra más insolvente en iniciativas legislativas.

El feminismo que abrió la vía de las movilizaciones en defensa de los derechos de las mujeres se está viendo desbordado por Irene Montero que está marcando territorio electoral. Le debería preocupar a Sánchez que bastantes votos se le están yendo ya hacia el centro derecha. ¿Seguirá accediendo a los caprichos ideológicos de Podemos? La ‘ley trans’ es su talón de Aquiles electoral. Sus votantes no están asimilando sus constantes saltos al vacío. Veremos qué consecuencias electorales tendrá la contestación interna desde la izquierda.

En el PP, Feijóo ya ha anunciado que derogará esta ley cuando gobierne. ¿Es suficiente resignarse a ‘hacerse un Rajoy’ sin bajar a la arena del debate? Más allá de hablar de la inseguridad jurídica, el despropósito de que los menores queden desprotegidos o el fraude que pueda darse en el deporte femenino, el PP espera a que fracase Sánchez con leyes como ésta que dividen a la ciudadanía. Ayer, Zapatero salió al ruedo para fijar una consigna: «La ‘ley trans’ no afecta a los avances del feminismo». Desde que dijo que bajar impuestos es de izquierdas hasta alinearse con Maduro, ha sido el inspirador de Podemos. Con él empezó todo.