El nacionalismo ha habilitado políticamente a los terroristas. Jugando siempre a favor de los etarras y en contra de sus víctimas y opositores. Sin esa habilitación no habríamos llegado al atentado de EL CORREO. ETA sería hoy un grupo marginal. El nacionalismo pone una mano en el hombro de las víctimas y otra en el de los etarras.
A la misma hora en que nos desayunábamos con el atentado de ETA contra «El Correo», Ibarretxe nos ofrecía en una entrevista de «El País» una buena ración de cinismo nacionalista. Acusaba al Gobierno de haber habilitado políticamente a ETA con la negociación. Lo que es cierto y hace inapelable su declaración en lo que al PSOE concierne. Quienes hemos rechazado la negociación lo hemos hecho por su contenido político y precisamente por lo que denuncia Ibarretxe, por contribuir a la legitimación de ETA. Por mantenerla social y políticamente viva.
Lo que el cinismo de Ibarretxe olvida, y es mucho más relevante para la supervivencia de ETA, es que el nacionalismo ha habilitado políticamente a los terroristas desde su nacimiento hasta el día de hoy. En cada decisión y en cada discurso. En cada una de las instituciones del País Vasco y en la vida cotidiana. Jugando siempre a favor de los etarras y en contra de sus víctimas y sus opositores.
Sin esa habilitación política diaria, no habríamos llegado al atentado de «El Correo». ETA sería hoy, en el peor de los casos, un pequeño grupúsculo marginal, como lo es el Grapo. O, lo más seguro, habría desaparecido completamente como ha ocurrido con todos los grupos terroristas que surgieron al final de la dictadura. Desaparecieron porque no mantuvieron el más mínimo sostén social como ETA sí lo mantiene. En el nacionalismo sobre todo, pero también en la izquierda, permanentemente, IU, u ocasionalmente, la negociación de Zapatero.
Todo lo demás es manipulación, mentira o cinismo. Del nacionalismo que pone una mano en el hombro de las víctimas y otra en la de los etarras. Exigiendo nuevos privilegios nacionalistas a cambio del fin del terrorismo. Y de Zapatero prometiendo el fin del terrorismo a cambio de concesiones a los nacionalistas.
En el último episodio cínico de esta historia de habilitación política de ETA, dice la izquierda que es el PP el que se ha moderado puesto que ahora apoya al Gobierno en su política antiterrorista. Como si la negociación no hubiera existido. Y como si no hubiéramos vivido cuatro años de legitimación política de ETA.
Edurne Uriarte, ABC, 9/6/2008