Ni ideología, ni patria

ÀLEX GUBERN, ABC 20/08/13

· Nada hay más alérgico a hablar en público de política que un empresario. Concentrados en la muy noble tarea de ganar dinero, evitan los pronunciamientos, cualquier gesto que pueda interpretarse en una u otra dirección. Y en Cataluña, pese a la tensión política acumulada en los últimos meses y la ruptura de cualquier consenso previo que se hubiese alcanzado, la situación no ha cambiado. Las

Ndecisiones, en definitiva, se toman en el seno de los consejos de administración, en el interior de los despachos, donde las moquetas ponen sordina a cualquier movimiento; no hacen falta púlpitos. Es por eso que resulta casi imposible dar con alguien que se atreva a levantar la voz, a explicar que aquella inversión prevista no se hará por el clima de inestabilidad, a contar que se va a trasladar la sede social… a excepción claro de de quienes por arrojo y por tamaño empresarial poco tienen que temer, como es el caso de José Manuel Lara o el presidente de Freixenet, Josep Bonet.

Los datos ofrecidos ayer por la Comunidad de Madrid, como los del INE relativos a población, sí constatan sin embargo que hay un movimiento entre comunidades, un trasvase empresarial que la Generalitat minimiza y atribuye a la crisis, pero que señala al menos una tendencia.

Cuando CiU recuperó la Generalitat en 2010 presumía de su condición de gobierno «business friendly», una proclama que los empresarios, tras las turbulencias de los años del tripartito, pudieron comprar en un primer momento. No obstante la inestabilidad política que ha generado el proceso soberanista y, sobre todo, el pacto con ERC tras las elecciones de noviembre –con el aumento de presión fiscal que lleva asociado– han acabado por dinamitar lo que entonces parecía una alianza natural. Si hasta ese momento los empresarios habían optado por un prudente silencio, a la espera de que amainara el temporal, el salto adelante independentista tras los últimos comicios ha hecho que se hayan redoblado las presiones sobre el entorno del presidente Mas.

Aunque desde el Govern se asegura que los empresarios, por naturaleza, siempre ponen el freno y que luego todo seguirá igual, que nadie traslada la fábrica como quien elige destino de vacaciones, lo cierto es que en las grandes corporaciones catalanas cuando se oye especular con la «vía Kosovo» o una posible declaración unilateral de independencia, se entra en modo pánico. Por no hablar de las multinacionales, por así decirlo, nada sentimentales, nada apegadas al territorio. El tópico señala que el dinero no tiene ideología, tampoco patria.

ÀLEX GUBERN, ABC 20/08/13