Ni sombra de duda

Si en el caso de Portu se demuestra que hubo algún abuso, traería consecuencias nefastas. ETA está necesitada de excusas para justificar su vuelta: desenterró el fantasma de la ‘guerra sucia’ y ahora está sacando punta del parte médico. De momento, la detención de los dos activistas ha evitado más atentados, lo que debería agradecer el Gobierno vasco.

Los que creen al ministro Rubalcaba. Los que creen a los amigos del detenido. ¿Pero qué disparate se comete planteando este falso debate? No se trata de un juego de sokatira. A ver quién puede más. Se trata de aplicar la Justicia. Se trata del respeto de los derechos humanos de todos, incluso de quienes los vulneran planeando atentados. Por lo tanto, si a nuestros representantes políticos les importara algo más que la recaudación de votos en el mundo de Batasuna, que podría quedarse huérfano de siglas en las próximas elecciones generales, deberían mostrarse más cautelosos. Y aplicar el principio de inocencia hasta que hable la Justicia.

No es de recibo que el consejero Azkarraga ponga el acento en que los dos individuos que merodeaban por Mondragón fueran «detenidos a la fuerza» (ya explicará en los cursos de formación del plan de educación para la paz cómo se detiene a dos activistas que van armados, ¿pidiéndoselo por favor?). O que la portavoz de Ajuria Enea aproveche para decir que la violencia de ETA no se combate ni con la Ley de Partidos ni ilegalizando ideas. Está visto que, en tiempo de campaña, todo vale, pero el Gobierno vasco debería contenerse. Y aunque no crea en la Justicia con mayúsculas (la justicia no tiene adjetivo, ni vasca, ni española; es Justicia o no es ), que espere a las conclusiones. Y si se demuestra que hubo extralimitación de funciones, habrá que pedir responsabilidades.

Sobre todo, porque una democracia consolidada como la nuestra no puede permitirse ni media sombra de duda. De la misma forma que no hay quien sostenga, con pruebas, que la tortura es una práctica generalizada en nuestro país, tampoco se puede descartar la existencia de casos excepcionales. Si en este caso se demuestra que hubo algún abuso, traería consecuencias nefastas. ETA está tan necesitada de buscar excusas para justificar su vuelta, que optó por desenterrar el fantasma del GAL y la ‘guerra sucia’ y ahora ya está sacando punta del parte médico. De momento, la detención de los dos activistas ha evitado la comisión de otros atentados. El hallazgo de los dos zulos de explosivos lo acreditan. Un dato que el Gobierno vasco debería agradecer.

Tonia Etxarri, EL CORREO, 9/1/2008