EL CORREO 15/04/13
ENTREVISTA JÉROME BONNAFONT, EMBAJADOR DE FRANCIA EN ESPAÑA
Jérôme Bonnafont Embajador de Francia en España
– Francia sufre estos días fuertes turbulencias políticas. El ‘escándalo Cahuzac’ se ha convertido en el problema de François Hollande. ¿Cómo puede recuperar el crédito el jefe del Estado?
– Con la crisis es una pregunta que se hacen los franceses. Se cuestionan sobre la capacidad de Europa, de la costrucción europea, para aportar una respuesta colectiva. El presidente y el Gobierno insisten en la idea de que la reforma financiera es necesaria y nos devolverá al equilibrio presupuestario, pero con la necesidad absoluta, a la par, de contar con políticas de crecimiento que nos ayuden a luchar contra el paro, desarrollando la producción. Este es un tema en el que estamos trabajando muy estrechamente con España.
Amistad y confianza
– Usted ha sido testigo privilegiado del reciente encuentro entre Hollande y Rajoy en París. ¿Cómo describiría las relaciones bilaterales entre ambos países?
– Las podemos calificar con tres palabras: excelencia, amistad y confianza. Han hablado, ante todo, del asunto crucial, de la forma en que vamos a salir de la crisis. Aquí hay una convergencia con la voluntad de España: que las políticas de ajuste sean combinadas con una política de crecimiento europea, la necesidad de acelerar la implementación de cierto número de decisiones europeas y la construcción de la unión económica, monetaria y bancaria. En un segundo grupo, lo abordado tiene que ver con nuestras relaciones bilaterales, muy estrechas, en el campo de la seguridad y de la lucha contra el terrorismo. En el campo de las interconexiones, la implementación del plan de trabajo, muy ambicioso, de octubre de 2012, relativo a las interconexiones ferroviarias, energéticas y marítimas.
En tercer lugar, la cooperación diplomática. Por un lado, Mali, donde apreciamos el respaldo político y militar que nos aporta España. También los intercambios de visión en asuntos como el futuro de Siria. Y la construcción de una Europa de defensa.
– La diplomacia económica cobra ahora, en tiempos de crisis y vacas flacas, más valor que nunca. ¿La ‘marca España’ es atractiva para la inversión de las empresas francesas?
– Francia es un inversor importante en España. Aproximadamente 38.000 millones de euros han sido invertidos en stock por las empresas francesas. Ello da un orden de la magnitud. Hay 1.850 empresas que están presentes en España, que contratan a 285.000 personas. Las cifras muestran la fuerza de la inversión que existe en las empresas francesas y la confianza que ponen en la capacidad de las estructuras económicas españolas, y de su mano de obra, para llevar a cabo proyectos sostenibles y rentables. –¿El País Vasco entra en esa hoja de ruta? – Francia es el primer cliente del País Vasco y el tercer proveedor. Nuestros intercambios comerciales suponen unos 5.000 millones de euros. Con la crisis económica en ambas partes de los Pirineos, estas cifras no están progresando, pero es un fenómeno coyuntural. Estas cifras traducen una suerte de relación orgánica entre Francia y el País Vasco.
– ¿Se muestra optimista sobre la salida de la crisis?
– La relación bilateral pasa por una fase especialmente buena en un contexto europeo difícil. El sentido de la misión que se me encomienda es ver la mejor forma de que el trabajo común entre Francia y España, entre las empresas de ambos países, y entre las regiones, pueda acelerar la salida de la crisis y la recuperación del crecimiento. Estoy muy impresionado por lo que ha aprendido España en los últimos decenios. Mi convicción profunda es que hay una vitalidad económica, social y política que me hace ser optimista en cuanto a nuestra capacidad de salir de la crisis. Estoy convencido de que la unión de energías españolas y francesas, en un marco europeo, tienen que permitirnos acelerar esa salida.
– En la cumbre bilateral se abordó la cooperación policial y judicial, que sigue al máximo nivel. La gran decisión de ETA, el cese definitivo de la violencia, ¿Francia se la termina de creer? ¿Han relajado ustedes la guardia?
– Nosotros no bajamos la guardia. El ministro del Interior francés lo ha dicho en varias ocasiones. Tenemos una cooperación absoluta y total con España para erradicar el terrorismo. Es una prioridad absoluta. Es un trabajo extremadamente importante el que se ha llevado a cabo estos últimos años entre nuestros servicios de seguridad para lograr este resultado. No es el momento, ni mucho menos, para bajar la guardia. La labor judicial de Francia y España prosigue con intensidad, aunque la banda no haya cometido ningún atentado desde hace tiempo. No hay tregua judicial alguna y no puede haberla. Hay que ser claros en este punto.
– ETA y la izquierda abertzale albergaron esperanzas de que con la llegada de Hollande habría un cambio en esta cuestión para entablar un diálogo. ¿Cabe alguna respuesta por parte del Gobierno de París?
– Hay realidades que son sencillas. Existe un Gobierno español democráticamente elegido. En el País Vasco existe un Gobierno autonómico democráticamente elegido. En Francia también. El diálogo sobre estos asuntos es ahí donde se lleva a cabo. Es ahí donde se dialoga y no en otros foros.
El tratamiento a los presos
– La izquierda abertzale sostiene que un cambio en la política penitenciaria, como un acercamiento de presos, aceleraría la disolución total de ETA. ¿Podría contemplarse alguna excepción judicial en ese sentido?
– No sabemos lo que es una excepción judicial. Como España, somos un Estado de Derecho y, según el Derecho, es la Justicia la que decide caso a caso, en función de las situaciones individuales y de los expedientes, lo que tiene que ser el tratamiento de los presos. Francia no se opone al acercaiento a priori, es lo que se llama la individualización de las penas. Lo que pasa es que el acercamiento no es derecho absoluto. Es para cada preso, para cada detenido y en lo que se refiere a su pertenencia a ETA y a sus propios actos.
– La familia del exdirigente de ETA Javier López Peña, ‘Thierry’, que falleció cuando estaba preso, ha cuestionado el sistema penitenciario francés. ¿Cuál es el diagnóstico que hacen ustedes?
– Somos, como España, un país que tenemos mucho apego a los derechos humanos. Para nosotros, un preso –que cumple su pena, por supuesto– es un hombre que tiene su dignidad y sus derechos absolutamente inalienables. En cuanto se supo que el señor Javier López Peña estaba enfermo, se le atendió médicamente. Y en cuanto los médicos consideraron que hubo que hacerlo, se le hospitalizó. Desafortunadamente, falleció por enfermedad. Y se llevó a cabo una autopsia. Lo que quiero decirle, con la mayor claridad y firmeza, es que la autoridad penitenciaria ha velado porque el señor López Peña reciba todas las atenciones médicas necesarias.
– El movimiento por la descentralización que reclama un estatus particular para el País Vasco francés está siendo muy activo, con el apoyo de algunos diputados y alcaldes. ¿París va a ser receptivo a esa demanda?
– El presidente de la República ha decidido lanzar una nueva acción en el proceso de descentralización que Francia lleva a cabo desde hace ya varios decenios. Ha lanzado, además, varias consultas. Ciertos cargos electos interesados de la región se han implicado en esta discusión y ahora se están llevando conversaciones con el Gobierno sobre este asunto. No puedo prejuzgar y responder antes de que este proceso haya concluido.
– Ambos gobiernos han avanzado también en la colaboración contra el crimen organizado.
– Los ministros del Interior firmaron en octubre de 2012 un ‘plan trienal’ de lucha contra el tráfico de estupefacientes. El objetivo es claro: hacer todo lo posible para cortar las rutas de la droga procedentes o en tránsito desde el Norte o el Oeste de África. En concreto, se trata de intensificar la colaboración y la puesta en común de la información entre los servicios de investigación. Los procedimientos deben ser eficaces y rápidos y deben respetar el procedimiento penal de ambos países. En una palabra, inspirarse en el modelo de lo que se aplica con éxito en nuestra lucha común contra ETA.