Del Blog de Santiago González
Uno de los asuntos más sorprendentes de la política nacional en los últimos tiempos ha sido la polémica mantenida por Ciudadanos y el PP sobre el posible acuerdo de coalición para las autonómicas que se van a celebrar este año: catalanas, vascas y gallegas.
Aunque la cosa no suene mal en principio, la propuesta de Inés Arrimadas ha chocado en Galicia con una negativa de Alberto Núñez Feijóo. Una propuesta para sumar en coalición una candidatura que cuenta 41 escaños y goza de mayoría absoluta con otra que tiene cero no parece muy realista. Es un problema aritmético muy elemental. Y político, claro. Inés debería considerar que su fondo de comercio es más bien irrelevante frente al de una razón social que ha gobernado Galicia en 33 de los últimos 40 años. ¿Quiere cambiar el nombre a una propuesta con tanto tirón entre los gallegos?
Hay, además, declaraciones contradictorias de la líder in pectore del partido naranja. Hace cosa de cuatro meses, ella era partidaria de concurrir por separado a los comicios del 10-N: “Lo de España Suma es muy poco inteligente. Hay que sumar, pero con inteligencia. Ahora propone coalición. Poco realista, ya digo. Tal como están las cosas, la única negociación viable sería ofrecer a Feijóo los votos ciudadanos y negociar algunos cargos en la próxima Xunta. La cosa no se presenta mejor en el País Vasco, donde la encuesta de ETB augura a C’s un descenso del 2% al 0,7%. Y en Cataluña, en la Cataluña en que ella ganó al nacionalismo, se negó a representar a sus votantes, para finalmente dejarlos huérfanos marchándose a Madrid, la suma de Ciudadanos y el PP se quedaría en la mitad de los 40 que sacaron en diciembre de 2017. Hay algo peor: más de dos años después y vistos los resultados, aún no ha cantado la palinodia.
Claro que entonces no había suma posible. Inés hizo un sarcasmo cruel sobre los muy pobres resultados del PP: “Huy, pobrecitos, solo han sacado cuatro”. Recuerdo una foto en la que el entonces portavoz del Gobierno Rajoy se quejaba de que C’s no le hubiese cedido un diputado para poder formar grupo en el Parlament. Méndez de Vigo de perfil en el hemiciclo y en sus escaños, Rivera y la gentil portavoz de la gestora, Melisa Rodríguez, con cuatro dedos extendidos y el pulgar replegado, subrayando sus insuficientes cuatro diputados. Melisa frotó después sus dedos índice y corazón con el pulgar, afeando al PP su interés por el dinero. No negaré la posibilidad de que hubiera interés material en ello, pero la posibilidad de que el constitucionalismo contara con un grupo más en el Parlamento de Cataluña, debería ser una razón para un partido como el que fundaron aquellos 15 intelectuales que suscribieron conjuntamente el manifiesto de 2005.
Tengo una larga admiración por Arrimadas y no por las razones de Baltasar del Alcázar: “tres cosas me tienen preso/ de amores el corazón:/ la bella Inés, el jamón/ y berenjenas con queso”. Alguna vez tengo escrito que si estuviera censado en Cataluña (cuando Arrimadas concurría por allí) habría votado a su lista. Eran otros tiempos. Estos han cambiado e Inés me temo que también.