Si existe un film que contiene la sabiduría precisa para ir por este mundo es «El Padrino». Desde «Ten cerca a tus amigos, pero más cerca a tus enemigos» a «Le haré una oferta que no va a poder rechazar» son innumerables las frases que forman parte del acerbo cultural en todo el mundo. A mí me gusta mucho, por lo que de cínica tiene, la de «No es personal, son negocios» que suelta el asesino para justificar que no existe maldad en su crimen. El lector quizá recuerde cuando Tesio se lo dice a Tom Hagen en el momento en que al primero se lo llevan a darle el paseo. «Dile a Michael que siempre lo he querido. Lo hice por negocios”, como si eso bastase para que el Don le perdone por haber intentado asesinarlo a él y a su mujer. El propio Michael Corleone se lo dice a su hermano Santino cuando pide ser él quien asesine a Sollozo. “No es persona, Sonny, son sólo negocios”. Nunca algo tan frío e impersonal ha producido un mayor escalofrío en la gente.
Ustedes no se habrán dado cuenta, o a lo mejor sí, pero en la política sucede algo bastante parecido. Miren, por ejemplo, el debate que organiza RTVE el próximo trece de julio. Han confirmado su asistencia PSOE, Sumar, Bildu, ERC, PNV y Vox. Sin el PP, que no se fía de la imparcialidad del ente público, ni Junts, que no estará porque el resto de partidos consideran que el debate debe ser entre partidos que tengan grupo parlamentario propio en el Congreso. Con ERC completamente de acuerdo, conste. Ni una pega a que esté Vox, pero oponiéndose a que lo estén sus hasta hace casi nada socios en el Gobierno de la generalidad. Así, no estarán ni Junts ni las CUP. Y Esquerra encantada de ser la única formación catalana separatista en el debate. ¿Unidad separatista? Claro, pero hay que entender que esto son negocios y no es personal. Los CDR ya no apoyan a Puigdemont ni a ningún otro partido lazi y piden que el votante separatista se abstenga. “Con los pactos después de las municipales han apuntalado al PSC del 155 en diversos ayuntamientos”, acusan al de Waterloo. Y tampoco es personal, porque se trata de negocios, lógicamente.
Ni una pega a que esté Vox, pero oponiéndose a que lo estén sus hasta hace casi nada socios en el Gobierno de la generalidad
Los que suponen gobernar ayuntamientos y colocar ahí a los tuyos para que controlen. El caso que pudiese tener mayor ejemplaridad es el que enfrenta a la dirección de Junts y a la del PDECAT. La Junta Electoral Central le otorga a éste último el cien por cien de los derechos electorales de Junts per Catalunya. Claro que cuando firmaron el acuerdo de coalición in illo tempore, los de Junts jamás sospecharon que se iban a dar de bruces con el hartazón que han provocado entre los suyos, tan descomunal que se han visto obligados a recurrir a Trías para que no se notase tanto el descalabro. Pero el acuerdo entre ambas formaciones dice claramente que la subvención electoral – un adelanto de 80.000 euros de la subvención que luego debe recibir el grupo parlamentario – así como otras por votos y escaños y el envío directo a los electores de propaganda electoral de las que sea beneficiaria la coalición serán percibidas en su totalidad por el PDECAT. Los de Borrás se quedan sin todo eso y sin espacios de publicidad en los medios públicos. Ahora, además, parece que también se quedan sin debates. ¿Traición, revanchismo, venganza? No se equivoquen. Tal y como anda el independentismo, con un alud de bajas espectacular en el Consell de la República poniendo a parir a Cocomocho, la ANC desgarrada entre los que predican la abstención y los que no, ERC y Junts dándose puñaladas por las esquinas y el temor a perder su influencia política, alguien podría decir que en lazilandia ha sonado la hora de los cuchillos largos. Qué va. En cuanto les convenga volverán a cogerse de la manita. Ya lo ha advertido Canadell, expresidente de la Cámara de Comercio y conspicuo separata, preparémonos para volver a un escenario de disturbios y cortes de carreteras. Y con unidad, mucha unidad entre los que ahora, si pudieran, se destrozarían. No lo hacen por motivos personales, señores. Esta gente, mucho más que nadie, siempre ha hecho las cosas sólo por negocios. Por un negocio, concretamente: el suyo.