No es un chiste

JOSÉ MARÍA CARRASCAL, ABC 23/02/14

· No estamos ante un desarme de ETA, estamos ante una maniobra para que ETA pueda conservar la mayor parte de su arsenal.

De no mediar ochocientos y pico de muertos, creeríamos que se trataba de uno de aquellos geniales chistes de Gila sobre la guerra: «Capitán, he hecho un prisionero». «Tráelo». «Es que no me deja».

¡Menudo papel ha hecho el autodenominado comité de verificación con el numerito que ha escenificado! Sólo le faltó un obispo vasco bendiciendo las cuatro armas entregadas para completar una ceremonia que, sin caer en exageraciones, puede calificarse de parto de los montes. Con la BBC de alcahueta. Desde el escándalo de pedofilia de su famoso presentador, nunca había caído tan bajo la emisora nacional británica. Porque, si es así como ETA va a desarmarse, llegará la hora del Juicio Final y aún le quedarán pistolas para liarse a tiros con los arcángeles.

Pero dejémonos de bromas, que esto no tiene nada de ellas. No estamos ante un desarme de ETA, estamos ante una maniobra para que ETA pueda conservar la mayor parte de su arsenal. Iría incluso más lejos: ETA no ha entregado esa muestra de sus armas porque se lo hayan pedido los panolis de la comisión, y calificándoles de panolis les hago un favor, al suponer que están obrando de buena fe. Las ha entregado por la presión que vienen ejerciendo sobre ella las policías y justicias francesa y española. Sin esa presión ¡a buena hora hubiese entregado una sola bala! Lo que quiere decir que la tal comisión no esta facilitando el desarme de la banda terrorista. Al contrario, está interfiriendo en el proceso, retrasándolo, manipulándolo y dando cobertura a la maniobra de retirada, aún no sabemos si total o parcial, definitiva o estratégica de la banda. Si la fiscalía llama a declarar a los miembros de la comisión para que identifiquen a sus interlocutores, se lo han ganado a pulso por obstaculizar la acción de la justicia.

Es posible, como muchos dicen –el Gobierno español entre ellos– que «ETA está derrotada», aunque pudiera ser que dejase de asesinar por resultarle cada vez más difícil hacerlo y haya hecho de la necesidad virtud, aunque hablar de virtud en una banda de asesinos resulte ridículo. Pero de lo que no cabe la menor duda es de que mucha gente intenta sacar provecho del «alto el fuego definitivo» de ETA –el famoso «recoger las nueces del árbol que ha sacudido», de Arzallus–, empezando por ella misma, que ya ha empezado a recogerlas en cargos públicos para sus allegados «civiles» y medidas de gracia para sus presos. También el PNV, su padre y confesor espiritual, trata de llevarse parte de las nueces, fiel a su línea de poner una vela a Dios y otra al diablo.

Es lo que hace tan peligroso este momento crucial: que terminemos premiando el que dejen de asesinar. Que demos credibilidad a un panel que él mismo se ha desacreditado anunciando un desarme irrisorio. Que se ponga al mismo nivel quienes han practicado el terrorismo durante décadas y sus víctimas. Que se tome la paz vigilada por los etarras en la calle y en los ayuntamientos por una paz auténtica.

Eso convertiría la derrota de ETA en su victoria.

JOSÉ MARÍA CARRASCAL, ABC 23/02/14