A la izquierda, un héroe de nuestro tiempo. a la derecha, un tipo infame
Todo le vale al PSOE para lamentarse, sin reparar en que invoca causas contradictorias: por no tener perro y porque les muerde el perro. Cuando estamos a dos meses de las elecciones del 28-O se empiezan a encender las alarmas en las tiernas cabecitas de los afiliados del PSOE. Ellos se llaman a sí mismos militantes en un alarde de voluntarismo, pero en realidad no son más que inscritos o meros asociados.
Todas las cañas se han vuelto lanzas para el partido ¿principal? de los que sustentan al Gobierno, empezando por el golpe del Tribunal Supremo al Gobierno en general y al ministro del Interior en particular por el cese del coronel Pérez de los Cobos, a quien destituyó Fernando Grande (por parte de padre) por su negativa a vulnerar la ley en su papel de policía judicial y por su decisión de investigar si la manifestación del 8-M de 2020 contribuyó a la expansión de la pandemia. Él sí lo sabía cuando instruía el caso Faisán. Se lo recordaba Macarena Olona en el Congreso durante aquellos miércoles de gloria: “únicamente podrán informar de sus pesquisas y del resultado final de dicha investigación a este juzgado, y nunca a sus superiores…” ¿En qué términos se salvará el honor del coronel después de que su cese, dispuesto por el ministro y ejecutado por la corrupta María Gámez, implacable epígona de Luis Roldán, le haya impedido acceder al generalato?¿Quién pagará esto y con qué? No debería ser con nada menos que la destitución o el cese del propio ministro. Ayer, al conocer la noticia, la mañana se tornó más luminosa y el día más amable.
Antes he escrito ‘principal’ entre paréntesis, porque no está claro quién es el partido más relevante de la coalición de Gobierno, aunque los dos sean ‘copro’, pero en todas las justas partidarias es Podemos quien se lleva el gato al agua y tiene capacidad para oponerse con éxito a acciones de Gobierno que propusiera la parte socialista. Recordarán la reforma de la Ley Sisí que querían ejecutar los mayoritarios. Pues no ha habido manera. La luminaria jurídica que la redactó se puso burra (ustedes perdonarán el pleonasmo) y se negó a tocar dos semanas la reforma. Pedro Sánchez es el único gobernante que no tiene capacidad de nombrar y destituir a todos los ministros de su Gabinete, tal como dice el artículo 100 de la Constitución que dice que los miembros del Gobierno serán nombrados y separados por el Rey a propuesta del presidente del Gobierno, salvo que sean de Podemos, en cuyo caso quien los propone y los destituye es Pablo Iglesias Turrión.
Todavía hay más: El CGPJ ha descalificado la insufrible taxonomía familiar que Ione Belarra ha establecido en su Ley de Familias donde recoge 20 tipos de familia que rivalizan en la denominación exótica. El Consejo considera que introduce confusión, rebasa el marco constitucional y genera inseguridad jurídica y desigualdad y alerta al Gobierno a no confundir una ley ordinaria con una ley orgánica.
Por si lo anterior fuera poco se está descubriendo que 3.000 agricultores de Castilla-La Mancha han denunciado la presunta malversación de 1.200 millones de euros de fondos europeos y españoles. Esto es en sí mismo un motivo para que Emiliano García-Page tenga una preocupación personal y bastante intransferible para ir a los comicios del 28-O. Es una cantidad que casi doble la malversación de los Eres, no digo más.
Se está poniendo el tema con la temperatura adecuada para el 28-O. Por mucho que metan la pata los partidos de la oposición no van a conseguir disminuir a un Gobierno como el que tenemos. En cualquier caso deboi confesar que yo ya solo confío en Pedro Sánchez y el PSOE.