Tonia Etxarri-El Correo

  • Los «soldados» de Puigdemont (término acuñado por Jordi Turull) se están gustando en la situación de dominio que están viviendo, chantajeando permanentemente al Gobierno

Con la espada de Junts sobre la cabeza de Pedro Sánchez. Así empezó el Gobierno su andadura y así seguirá mientras el prófugo de Waterloo vaya capturando cotas de poder de ese pozo sin fondo donde le aguardan los conseguidores de la Moncloa dispuestos a seguir cediendo aunque luego tengan que esforzarse en minimizar la trascendencia de los acuerdos. Persisten las diferencias a la hora de interpretar lo que han pactado. ¿Quién ejecutará la competencia de inmigración cuya delegación fue suscrita entre el PSOE y Junts en términos de «gestión integral»? Según la Constitución, la competencia es exclusiva del Estado. Y Pedro Sánchez no se sale del carril de la Carta Magna, artículo 141. Según los secesionistas la guinda se la llevarán ellos para poder decidir, entre otras cosas, sobre las expulsiones de inmigrantes que delinquen a su antojo. Lo que llaman «multirreincidencia».

Y, además, poder establecer el control del dominio de la lengua catalana como un criterio de asimilación de los inmigrantes. Palabra de Turull, que ayer mismo enviaba un aviso a los interlocutores socialistas a través de los medios de comunicación un día antes de reunirse con Santos Cerdán. ¿Acabará reconsiderando Sánchez su política migratoria? Dependerá del resto de sus socios. ERC, Sumar y Podemos no siguen a Junts en este primer choque ideológico entre los socialistas y Puigdemont.

Los «soldados» de Puigdemont (término acuñado por Jordi Turull) se están gustando en la situación de dominio que están viviendo, chantajeando permanentemente al Gobierno con la posible retirada de su apoyo porque es muy rentable para ellos. No sólo no se fían de la palabra de Sánchez, sino que se permiten bromear recordando que no hace mucho el dirigente socialista renegaba de la ley de impunidad y ahora es su defensor más entusiasta. Así es que ellos siguen a lo suyo mientras compiten con ERC.

Una vez logrado el trámite urgente del recorrido parlamentario la ley de amnistía y la creación de las comisiones de investigación sobre el denominado ‘lawfare’, además de las concesiones a Junts a cambio de la convalidación en los decretos leyes, insisten con el referéndum y pacto fiscal.

Y con el mismo desparpajo que empleó hace dos meses para amenazar a los jueces («si un juez no aplica la amnistía, el PSOE deberá activar acciones judiciales por prevaricación»), ayer el portavoz de Junts dio otra vuelta de tuerca: claro que habrá referéndum. No es sólo una percepción de Núñez Feijóo. Lo habrá. Y si no hay consulta, dijo, este cuento se ha acabado. No se lo cree nadie. Pero dicho queda.

Lo del «colorín,colorado» puede ser un farol de Junts. No van a encontrar otro presidente más sometido a sus exigencias que Pedro Sánchez. Pero, ¿así va a aguantar este Gobierno, con el chantaje permanente de Junts al Estado, hasta las elecciones catalanas y durante cuatro años? Próxima estación: los Presupuestos. Con Sánchez no se descarta nada. Ni lo que parece imposible.