ABC 25/10/15
ANTONIO BURGOS
· Ni siquiera son muros de verdad: son chantajes para seguir trincando de la Patria a la que insultan
EN Oviedo, el admirado Oviedo de mi querido doctor don Luis Fernández Vega; en esa ciudad de la que te enamoras por su viejo sabor provinciano que con tanto orgullo conserva. Y en ese teatro Campoamor que para algún boletín horario de RNE, más progre que la leche que mamó Millán Astray que fundó la emisora en Salamanca en plena guerra, es el «teatro Clara Campoamor» (¡toma ya feminismo!), y que fue donde, de chaval, Don Felipe VI debutó sin caballos con su primer discurso como Príncipe de Asturias en la entrega de los premios que llevaban su nombre y a los que ahora se les ha aplicado la igualdad de género con S. A. R. la Princesa Doña Leonor, Su Majestad se nos puso quevedesco. Podía haber tirado de «La Regenta», que quizá era allí más propio. Pero lo fizo del coincido soneto de Quevedo: «Miré los muros de la patria mía/ si un tiempo fuertes, ya desmoronados,/ por la carrera de la edad cansados,/ por quien caduca ya su valentía». El Rey miró los muros de la Patria nuestra, sin avergonzarse de España y de su constitucional unidad y le dijo al que le escribe los discursos que pusiera la cejilla de la guitarra por Quevedo. Y se arrancó con un cante totalmente quevedesco que ABC llevó ayer a portada y que, como siempre que Su Majestad larga, significan mucho más de lo que dicen: «Que nadie construya muros con los sentimientos. Cuando se levantan muros emocionales, o se promueven divisiones, algo muy profundo se quiebra en nosotros mismos, en nuestro propio ser, en nuestros corazones».
Y no se refería precisamente el Rey al «algo se muere en el alma cuando un amigo se va» ni a los muros de Facebook. Esa moda, que todo el mundo pone su muro en Facebook. Menos El Libi de Cádiz, que es genial y en Facebook ha puesto su tabique. Y El Libi me ha hecho pensar sobre los quevedescos muros de las falsas patrias suyas que levantan los que no quieren ser españoles y sobre los que alertaba S. M. ¿Son en verdad muros, o son tabiques, levantados con ladrillos de gafas? Citaras, vamos, sin más ancho que un ladrillo ni más resistencia que el barro… España se nos ha llenado de albañiles que quieren levantar su muro para separarse de la constitucional Patria común e indivisible. Se saltan la Constitución a piola y al otro lado construyen su murete. ¿Para librarse ellos de nosotros o para que nosotros nos libremos de ellos y dejemos de soltarles la pela (que es la pela) con su chantaje de sesión continua? Los albañiles de esos muros separatistas son como la querindonga de la copla de Rafael de León, que primero son de un tratante y luego son de un marqués, que como no la llenen de brillantes «de la cabeza a los pies», se van con otro.