IÑAKI EZKERRA-EL CORREO

  • Sánchez busca que se pierdan los nervios desde algunas de las instituciones del Estado

Es la chusca imagen que ha quedado de la semana pasada: Sánchez tomándole la delantera al Rey para acceder al AVE de Murcia. Se ha dicho que esa reacción se debió a que el presidente había emplazado antes a Felipe VI a que se manifestase sobre sus reformas y la situación del TC, a lo cual el Rey se negó aduciendo su papel arbitral.

Lo que Sánchez pretendía es lo que pretenden también ciertos sectores de la derecha: que la Corona se salga del tiesto constitucional, lo cual pondría la institución en peligro. Eso el Rey lo sabe de sobra y, por esa razón, su discurso de Nochebuena fue ejemplar. Y fue también una consigna para todos los españoles.

Uno es que no puede evitar la sensación de que, aparte de su táctica de contentar a los secesionistas para que le sostengan en el Gobierno, y de otros propósitos menos confesables, Sánchez busca, con esta subversión de nuestras leyes, que alguien pierda los nervios desde algunas de las instituciones del Estado. Creo sinceramente que busca que algún miembro de las Fuerzas Armadas salga con alguna bravuconada para, así, escenificar esa resistencia que él quiere representar ante un fascismo que no existe. En otras palabras: le haría feliz que un general o un miembro del almirantazgo nos lanzara en un acto oficial el famoso «españoles, la patria está en peligro» que gritó un alcalde de Móstoles en mayo de 1808. Si, además, ese general o ese almirante son cercanos al PP o a Vox, su satisfacción sería máxima. Sería la gran excusa para una nueva tropelía jurídica, y para advertirnos de que hay una derecha golpista dispuesta a acabar con unas libertades que, si hoy están amenazadas, es más bien por la siniestra populista.

Sí. La política entendida como provocación y como farsa, como instigación a las pasiones primarias y como excusa para presentar al mero adversario como enemigo público. Creo que algo de eso hay en la cabeza de Sánchez. Pero, sea o no así, la respuesta debe ser la de no salirnos ni un milímetro del tiesto constitucional como lo hizo Felipe VI en el discurso de Navidad. Mientras las Fuerzas Armadas, las instituciones y la Corona se mantengan dentro de ese tiesto, estaremos seguros pese a los desafíos y amagos del sancho-populismo. Que sea este el que se salga de dicho tiesto, como lo está haciendo, pero que no pueda decir que nadie lo ha intentado desde el constitucionalismo. Nuestra consigna, en fin, es la del Rey en la Noche de Paz: paz civil, paz en los mensajes y las formas, en las calles y las casas; paz en la noche tenebrosa que nuestra democracia atraviesa. Paz mientras Sánchez coge carrerilla para subir a su último tren. Paz y una sonrisa: «el burro por delante para que no se espante».