EL MUNDO 17/06/13
Noruega ha destinado 8,9 millones de coronas (1.158.602 euros) a un proyecto de tres años en el que se estudiará «el movimiento vasco de autodeterminación». El seminario previo tuvo un sesgo inequívocamente abertzale participado por Gorka Elejabarrieta, dirigente de Sortu.
El proyecto que ha recibido ese abultado aval económico lleva el título de Soberanías imaginadas: Fronteras de los estados y Globalización.
Junto al caso vasco, en el que se unen dos características que despiertan el interés noruego, como son la violencia y las aspiraciones independentistas, se abordarán también los casos de Chipre y de una de las provincias situadas al norte de la India.
Está financiado con fondos públicos por el Research Council of Norway (según información oficial facilitada por este organismo), una agencia asesora que depende del Ministerio de Educación e Investigación y que proporciona el dinero al Instituto de Investigacion sobre la Paz de Oslo (PRIO).
El último acto organizado por el PRIO fue un seminario que recibió el título de El nuevo proceso de paz vasco, o cómo aplaudir con una sola mano, con el que se hacía referencia a los esfuerzos que está haciendo una sola parte, en este caso la izquierda abertzale y ETA, por alcanzar la paz frente a la falta de participación de la otra parte, en este caso el Estado. Se trataba, según la página oficial del PRIO, de «arrojar nueva luz en los conflictos sobre representación política, derechos de los ciudadanos y territorialidad en un mundo globalizado». Junto a Elejabarrieta, participaron el profesor de la UPV Pedro Ibarra y Paul Rios, del movimiento Lokarri, encargado de la logística de los encuentros en el Palacio de Ayete.
Ibarra, que estuvo a cargo de la visión histórica del «conflicto», aseguró que éste existe «porque una mayoría de la sociedad vasca cree que es y quiere ser una nación» y que ETA llegó a la conclusión, durante el régimen franquista, «de que era necesario usar la violencia para resolver este conflicto político en favor de las demandas de los nacionalistas vascos». Se extendió en la existencia no sólo de la violencia de ETA, sino también de otras organizaciones «paraestatales» como los GAL y en la ilegalización de los partidos abertzales; y defendió que si ETA decidió dejar de matar fue gracias a que la izquierda abertzale decidió que únicamente iba a dar respaldo a opciones políticas pacíficas.
Gorka Elejabarrieta, el dirigente de Sortu, alabó la intervención internacional en la Conferencia de Ayete, que dibujó como el impulso hacia «un nuevo escenario de resolución del conflicto», y dejó un mensaje tan descontextualizado como rotundo: «Para los vascos y catalanes, es todavía ilegal decidir sobre su propio futuro». De hecho, en el debate con el que se cerró el seminario se abordó el impacto del País Vasco sobre Cataluña y el anuncio de un referéndum en esta comunidad en 2014.
El proyecto principal está previsto que se prolongue desde 2013 hasta 2016. El PRIO está en la fase de contratación de los redactores de los diferentes trabajos aunque ya lo tiene bastante avanzado. La doctora responsable del proyecto, Ashild Norun Kolas, ha instado a los intervinientes en la citada conferencia para que contunúen realizando aportaciones. En concreto, solicitó a Rios que le remita los dossier que Lokarri elabora sobre las iniciativas de participación ciudadana, engrosadas mayoritariamente por movimientos abertzales.
Kolas también tiene buen trato con Elejabarrieta, el dirigente de Sortu que estuvo en Oslo durante meses, en contacto permanente con los miembros de la cúpula de ETA que esperaban allí infructuosamente a que el Gobierno de Rajoy se aviniera a negociar. Urko Aiartza, el senador de Amaiur realizó también viajes frecuentes de contacto con la cúpula de la banda, pero las Fuerzas de Seguridad atribuyen a Elejabarrieta, desde siempre imbricado en el aparato internacional de la izquierda abertzale, una función de asesor o de enlace con los etarras allí destinados.
Noruega se ha convertido en el país protagonista desde 2005 en las negociaciones con ETA. En Oslo estuvieron reunidos Josu Ternera y Jesus Eguiguren en el proceso de negociación del Gobierno de Zapatero. Antes de que Mariano Rajoy fuera nombrado presidente, Pla, Ternera y Sorzabal empezaron a recibir allí a los dirigentes abertzales y también al grupo de verificadores internacionales del alto el fuego. Cuando éstos sugirieron que ETA debía empezar a desarmarse, la banda les desautorizó y Noruega se vio obligada a responder expulsando el pasado mes de marzo a sus dirigentes.
Los etarras han expresado su voluntad de regresar pero, mientras se les vuelve a conceder o no el permiso, la izquierda abertzale continúa con su campaña de propaganda internacional, un asunto en el que no guarda discrepancias con la dirección de ETA.
Expertos de la lucha antiterrorista estiman que iniciativas que muestren cierta receptividad a las estrategias internacionales de la izquierda abertzale podrían prolongar en varios años la existencia de ETA, ahora muy esquilmada.