Nuestro Donald Trump

ABC 26/01/16
EDURNE URIARTE

· Si Sánchez gobierna con Podemos, durará un año en La Moncloa, para garantizar, a continuación, una cómoda mayoría absoluta de la derecha

IZQUIERDA y derecha son igual del vulnerables al populismo y al extremismo. Pero hay una diferencia entre ambas, una conciencia crítica que le permite a la derecha cuestionar y enfrentar ambos peligros frente a una nefasta percepción de superioridad moral que lleva a la izquierda a ignorarlos, o a asumirlos, que es lo mismo. Hay una derecha intelectual americana escandalizada y movilizada contra Donald Trump, hubo y hay una derecha política e intelectual francesa movilizada contra la extrema derecha. Pero hay una izquierda política española silente frente a Pedro Sánchez y una izquierda intelectual temerosa e incapaz de reacción.

El primer problema de esa izquierda es que ni siquiera reconoce la pertinencia de esta comparación entre Sánchez y Trump, entre dos oportunistas dispuestos a todo para ser presidentes que van a destrozar sus partidos en el empeño. Si Trump es elegido candidato por los republicanos, asegurará la derrota republicana, a no ser, claro está, que sea Sanders el contrincante, desastre que aún tampoco está descartado entre los demócratas. Si Sánchez gobierna con Podemos, durará un año en La Moncloa, para garantizar, a continuación, una cómoda mayoría absoluta de la derecha. «Trump es una amenaza para el conservadurismo americano que hundirá el trabajo de varias generaciones y lo enterrará bajo un populismo tan irresponsable y burdo como el propio Donald», eran las durísimas palabras finales de los editores del «National Review».

Esas son las palabras que nadie ha pronunciado aún en la izquierda española sobre Pedro Sánchez. Por mucho que su brutal intolerancia hacia la derecha y su apuesta por los pactos con los comunistas, chavistas e independentistas sean comparables al extremismo de Trump. Trump es xenófobo y machista, además de nacionalista, aislacionista y populista, lo que ha provocado el rechazo claro y explícito de una buena parte de la derecha americana. Sánchez traslada a la derecha esa intolerancia de Trump hacia hispanos, musulmanes y mujeres que pretendan iguales derechos. Y sí, es igual de grave, exactamente igual de escandaloso que un político que se dice demócrata y liberal tenga actitudes de exclusión hacia determinados grupos étnicos, religiosos o sexuales a que los tenga frente a grupos ideológicos. O de clase: «ese bonito abrigo de pieles», como censuró Pablo Iglesias a una periodista en su división comunista del mundo, que también comparten los socialistas más radicales.

Y sí, también Donald Trump tiene un fuerte apoyo popular, por eso ha llegado tan lejos, por eso están llegando tan lejos los extremismos y los populismos en varias democracias, para el asombro de quienes preveíamos corta carrera presidencial a Trump, desde el extranjero y en Estados Unidos. Pero esos millones de apoyos no restan gravedad a lo que piensa y quiere hacer Trump. Como tampoco lo hacen esos millones de socialistas que prefieren un pacto con la extrema izquierda y los independentistas y a los que se agarra el círculo de Pedro Sánchez. Que están cegados por el odio y la intolerancia hacia la derecha. Una tara que la izquierda democrática y tolerante debe combatir, con un pronunciamiento claro y explícito. «Contra Trump», titularon los editores del «National Review»; «Contra Sánchez» es lo que aún no ha titulado la izquierda española.