Pedro Chacón-El Correo
La Unión Europea se ha propuesto subir sustancialmente la partida de defensa, en vista de la actitud antieuropea de Donald Trump, y ello exigirá al Gobierno de Pedro Sánchez conseguir ese cambio en el presupuesto sin pasar por la aprobación del Congreso, que el actual presidente sabe que no tiene que pedir, en vista de que ya no se fía de la Cámara depositaria de la soberanía nacional ni para aprobar el más nimio decreto ley.
Cuanto más tiembla el alambre (fiscal general, hermano, señora) sobre el que transita desde 2018, más erguido camina el actual inquilino de la Moncloa. ¿Dónde queda la política de Estado que necesitaríamos? Grandes consensos, porque lo que está en juego es nuestra seguridad exterior; mirada a largo plazo, porque lo que ahora se decida afectará a varias generaciones; y, sobre todo, un poco de sensatez política, por una vez aunque sea.
Pero es que, para empezar ¿quién se cree que lo de rearmarse militarmente responde a que hay un peligro real para Europa? ¿Alguien ha oído que Estados Unidos, ese país que dicen que ya no defiende a Europa de sus enemigos, piensa desmantelar sus varias docenas de bases militares repartidas por todo el continente? En la de Ramstein (Alemania) tienen el cuartel general de su Fuerza Aérea en Europa. Y en la de Nápoles, el de la VI Flota. Y sin contar con Francia, dispuesta a compartir, a cambio de alguna contraprestación se supone, su paraguas nuclear con el resto de Europa. ¿Algún país europeo afectado piensa de verdad que Trump va a ir desmantelando sus bases? ¿Acaso Pedro Sánchez ha recibido algún aviso sobre el cierre de las de Rota o Morón?
Sánchez ya sabe que va a salir airoso de esta encrucijada. Y a lo que se dedica ahora es a marear la perdiz y a reírse a mandíbula batiente con los titulares de Prensa de estos días, mientras hace desfilar por Moncloa a todos los partidos, desde el PP a Bildu, con el único y premeditado objetivo de excluir a Vox, para que se victimice él solo. Y es que, según sus cálculos, si en Europa le exigen llegar para 2029 al 2% del presupuesto en defensa, porque Donald Trump ha decidido dejar de defender a Europa, resulta que, salvo que la constitución norteamericana bicentenaria se haga el harakiri prolongando su mandato, en 2029 Trump ya no estará en la Casa Blanca: si ha tomado posesión en enero de 2025, justo en enero de 2029 lo tendrá que dejar. Y sin Donald Trump al frente de los Estados Unidos, ¿sabemos lo que decidirá el que siga?
Y antes de eso, Sánchez tendrá que convocar elecciones, quiera o no, en 2027. Así que le quedaría todavía un margen de dos años para alcanzar el 2% del presupuesto en defensa. O incluso el 3% si hiciera falta. Sin tocar el gasto social, además. Porque él está convencido de que va a ganar las generales de 2027. ¿Será que nuestro mundo se está haciendo sanchista?