ABC 16/03/15
· Mueren al menos quince personas en dos atentados suicidas en la ciudad de Lahore
El dolor del Papa «Los cristianos son perseguidos, nuestros hermanos derraman su sangre simplemente porque son cristianos»
Los cristianos vuelven a estar en el punto de mira de los islamistas en Pakistán. Dos atentados suicidas simultáneos en dos iglesias causaron ayer la muerte a quince personas e hirieron a 75 en la ciudad de Lahore. Las explosiones se produjeron durante la misa del domingo, cuando los templos religiosos estaban llenos de creyentes. Tras los ataques miles de cristianos se echaron a las calles, quemaron coches y se enfrentaron a la Policía. La turba linchó y quemó a dos hombres sospechosos de haber participado en los ataques. Un grupo asociado a los talibanes paquistaníes reclamó la autoría de la matanza.
Las explosiones se produjeron en el barrio de Youhanabad, la zona con el mayor número de cristianos en el país asiático. Las dos iglesias, una católica y otra protestante, están separadas por apenas medio kilómetro de distancia. Las primeras investigaciones apuntan a que los atacantes suicidas hicieron detonar las bombas que portaban en las puertas de las iglesias al no lograr penetrar en su interior.
En el ataque murieron dos guardias de seguridad. Treinta de los heridos se encuentran en estado crítico, según fuentes hospitalarias citadas por el periódico local Dawn. El grupo insurgente Jamaat-ul-Ahrar ( JuA) reivindicó en un comunicado los atentados y advirtió de que continuará con las matanzas hasta que «se aplique el régimen islámico» en Pakistán. «Habrá más ataques. Que los gobernantes impíos nos paren si pueden», retó en la nota JuA, que esta semana anunció su unión con el principal grupo talibán del país, el Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP), del que se había escindido el año pasado por disputas internas.
El Papa Francisco afirmó que siente un «gran dolor» por los ataques, durante su discurso dominical en la plaza de San Pedro, en el Vaticano. «Los cristianos son perseguidos, nuestros hermanos derraman su sangre simplemente porque son cristianos», dijo el Pontífice.
Tras los atentados, unos 4.000 cristianos se echaron a las calles de Lahore en unas protestas en las que destrozaron tiendas y vehículos y se enfrentaron a la Policía, a la que acusan de no hacer lo suficiente para garantizar su seguridad. Los manifestantes lincharon y prendieron fuego a dos hombres a los que acusaron de participar en los ataques. Las protestas se extendieron a Karachi, capital económica del país, donde unas doscientas personas cortaron el tráfico y quemaron neumáticos, y en las ciudades de Peshawar, Multan y Quetta.
Los cristianos representan apenas un 2% de los 180 millones de habitantes de Pakistán, país de mayoría musulmana, y son blanco de ataques, denuncias por blasfemia y discriminación. El ataque del domingo es el peor contra la comunidad cristiana desde el doble atentado suicida que costó la vida a 82 cristianos en la ciudad de Peshawar en 2013, la mayor matanza de cristianos en el país asiático.