EL MUNDO – 12/02/15
· El Estado Islámico (IS, por sus siglas en inglés) está a punto de tener su propia guerra.
· Tras seis meses y más de 2.000 bombardeos, EEUU se preparara para admitir que está técnicamente en guerra con el IS.
El presidente estadounidense, Barack Obama, ha enviado una propuesta al Congreso solicitando autorización para el uso de la fuerza contra esa organización ultrafundamentalista que controla gran parte del norte de Irak y de Siria. La muerte de la cooperante Kayla Mueller, secuestrada por el IS, parece haber sido el detonante de la iniciativa.
Desde el punto de vista técnico, lo que EEUU y sus aliados llevan haciendo en Irak y Siria desde julio es una prolongación de la guerra iniciada hace 12 años para derrocar a Sadam Husein. Ahora, eso puede cambiar. Obama ha invocado la Ley de Poderes de Guerra de 1973 para «usar las Fuerzas Armadas de Estados Unidos como el Presidente determine que sea necesario contra el IS o personas asociadas a éste». En el supuesto de que el IS dejara de existir pero fuera sustituido por «una entidad cercana» al actual grupo, EEUU podría seguir actuando. A cambio, la Resolución de 2002 que permitió la invasión de Irak queda derogada.
El documento tiene dos limitaciones: la primera, que la intervención no dure más de 3 años; y la segunda, que «Las Fuerzas Armadas de EEUU no se involucren en operaciones terrestres ofensivas».
En otras palabras: que no habrá una gran invasión como en 2003. Es algo que Obama dejó claro ayer cuando se dirigió al país por televisión: «Estoy convencido de que EEUU no debería dejarse arrastrar a otra prolongada guerra terrestre en Oriente Próximo. Eso no va en el interés de nuestra seguridad nacional y no es necesario para que derrotemos al IS».
En el campo de batalla, la petición de Obama al Congreso es irrelevante. EEUU ya ha empleado comandos para tratar de rescatar, sin éxito, a algunos rehenes en manos del IS, y tiene en Irak a 4.500 militares, según informó el New York Times el pasado día 4. Esas tropas están teóricamente dedicadas sólo al entrenamiento y asesoramiento de las prácticamente inexistentes Fuerzas Armadas de Irak, pero su actuación sobre el terreno es imposible de conocer.
Pero la propuesta de Obama es altamente simbólica en el terreno político, ya que es una victoria para el presidente, que hasta ahora no había querido plantear en el Congreso la guerra contra el IS ante el temor de que los republicanos –por considerarla demasiado blanda o, simplemente, por oponerse al presidente– o los demócratas –por juzgarla dura en exceso– la hubieran tumbado, lo que habría sido una derrota política formidable para la Casa Blanca.
La acción de Obama se enmarca en virtud de la Ley de Poderes de Guerra de 1973, que establece que el presidente estadounidense debe pedir autorización al Legislativo si va a comprometer a soldados en un conflicto de más de 60 días. La ley fue aprobada en 1973, cuando el Congreso decidió que, tras las intervenciones en Corea y Vietnam, el poder del presidente para enviar soldados al combate debía ser limitado.
EL MUNDO – 12/02/15