ABC 21/02/14
· PP y PSOE unieron sus votos para aprobar una moción de UPyD sobre Cataluña.
El 77,7 por ciento de los diputados, 272 de los 350 que forman el Congreso –es decir, casi ocho de cada diez parlamentarios– aprobaron ayer una moción de UPyD para rechazar «tajante y expresamente el plan secesionista de la Generalitat de Cataluña». Tan abrumador apoyo, inesperado en el caso del PSOE, es el primer rechazo formal de las Cortes al proyecto secesionista de Artur Mas y prefigura lo que ocurrirá cuando se debata el procedimiento remitido por el Parlamento de Cataluña.
Así como el PP no planteó problemas en defensa de la soberanía nacional, el apoyo del PSOE fue posible solo porque Rosa Díez demostró cintura política al aceptar in extremis una enmienda socialista que rebajó el punto 2 de su iniciativa: en vez de instar al Gobierno a «obligar» a la Generalitat a cumplir las sentencias sobre el uso del catalán en la escuela y otras, el texto final se limita a reclamar al Ejecutivo «seguir utilizando» todos los instrumentos del ordenamiento para garantizar el cumplimiento de la ley.
Cuando Díez dio su visto bueno, a Alfredo Pérez Rubalcaba, que había planeado la abstención del Grupo Socialista para evitar otro conflicto con el PSC, no le quedó más remedio que autorizar el voto a favor. Eso sí, sin ocultar la incomodidad que le suponía tener que demostrar, por segunda vez en pocos meses en el Congreso, la cohesión del Grupo Socialista. Los 14 diputados del PSC votaron con el resto, pero inmediatamente Rubalcaba y el coordinador del grupo de diputados del PSC, Albert Soler, comparecieron en rueda de prensa para decir que… una y no más.
Rubalcaba: consenso previo
Rubalcaba explicó que el Congreso no puede estar lanzando contra Cataluña un «Viva la Constitución cada quince días» y anunció que, a partir de ahora, el PSOE «no va a seguir jugando al gato y al ratón» con un asunto tan «serio» y solo apoyará proposiciones no de ley y mociones de otro grupo si previamente han sido consensuadas con su grupo antes de haber sido presentadas. De hecho, Albert Soler dejó claro que su modelo de resolución del conflicto catalán del PSC «no es el del PP ni el de UPyD».
Rubalcaba hizo hincapié en que el PSOE «quiere abrir un diálogo por encima de cualquier cosa en el tema de Cataluña» y por eso quiere una subcomisión en el Congreso, sin tratar de imponer su modelo federal a priori, dijo. Porque «lo que no se puede es estar todo el día hablando de España, España, España, y luego no trabajar por España». «Los problemas», insistió el líder socialista, «no se arreglan diciendo no, no y no, sino poniendo soluciones encima de la mesa». Un argumento que, minutos antes, en la tribuna de oradores, había usado el diputado socialista Ignacio Sánchez Amor, al pedir que no se eche «gasolina» al incendio.
Previamente, la líder de UPyD se había felicitado de que el primer rechazo al plan soberanista del presidente Artur Mas fuera a contar con «mayoría abrumadora». «El Congreso va a decidir sobre un asunto que compete a todos los españoles y lo hará con el máximo consenso, que ha sido mi intento en todo momento. Con la colaboración de los dos grupos mayoritarios se ha conseguido», insistió.
Rosa Díez aseguró que el Congreso no puede obviar pronunciarse sobre una cuestión que «atenta» contra el derecho a decidir de todos los españoles y sobre un plan soberanista que «es ilegal»; algo que compartió el portavoz del Grupo Popular, el diputado Antonio Gallego, cuando se dirigió a UPyD para señalar que pueden estar tranquilos porque el Gobierno «no va a permitir que se celebre un referéndum ilegal en Cataluña». «Desde la firmeza democrática, Cataluña es y seguirá siendo una parte de España», dijo de manera contundente.
CiU: «Déjenos en paz»
Por contra, los grupos nacionalistas recriminaron a UPyD que espoleara el conflicto entre Cataluña y el resto de España por un puñado de votos. «Santa Rita, Rita, Rita, la soberanía catalana ni se da ni se quita, porque se posee, es inalienable, lo decide el pueblo soberano, no usted», le espetó el portavoz de ERC, Alfred Bosch, visiblemente enojado. Mientras, la diputada de CiU Montserrat Surroca reclamó que se respete la voluntad del pueblo catalán y que no se reduzca el asunto a una simple cuestión jurídica porque «existen caminos legales» para buscar soluciones desde el diálogo. «Nosotros no hemos quebrantado ninguna legalidad, cumplimos la ley y las resoluciones judiciales», dijo a Rosa Díaz en alusión a su petición al Gobierno para que haga cumplir la ley.
En esa misma línea, Joan Coscubiela, de ICV, reclamó a Rosa Díez que haga la política que quiera, pero que «deje en paz» a los catalanes. «Deje de atizar el conflicto con Cataluña para pescar un puñado de votos picoteando políticamente en las vísceras», recalcó en un argumento que luego haría suyo el diputado del PNV Emilio Olabarría, que tildó a Díez de «electoralista».
ABC 21/02/14