Emilio Guevara recuerda a Mario Onaindia en la presentación del libro póstumo de memorias ‘El aventurero cuerdo’, del escritor, ex miembro de ETA y dirigente socialista vasco, fallecido el pasado 31 de agosto.
«El problema vasco es la falta de piedad y de compasión de algunos núcleos de la población nacionalista de Euskadi». Así se expresó ayer Emilio Guevara, ex diputado general de Álava por el PNV y hoy juntero independiente en el grupo socialista, en la presentación del libro póstumo de memorias El aventurero cuerdo, del escritor, ex miembro de ETA y dirigente socialista vasco Mario Onaindia, fallecido el pasado 31 de agosto. Guevara estuvo acompañado por la viuda de Onaindia, Esozi Leturiondo; la diputada socialista por Madrid Mercedes Cabrera y el escritor y amigo de Onaindia, Jorge Martínez Reverte.
La presentación del libro, a la que asistieron numerosos amigos vascos y madrileños de Onaindia, como el periodista Patxo Unzueta, autor del prólogo, se convirtió en el homenaje a uno de los políticos más imaginativos, heterodoxos y valientes que dió la cosecha de la transición a la democracia en Euskadi, según coincidieron los intervinientes.
Onaindia fue condenado a muerte, a los 22 años, por un tribunal militar del régimen de Franco en el proceso de Burgos, en 1970, como presunto dirigente de ETA, e indultado posteriormente tras una gran presión nacional e internacional, lo que le convirtió en un símbolo de la lucha contra la dictadura.
En 1977, cuando salió de la cárcel con la llegada de la democracia en España, participó activamente en el proceso de normalización del País Vasco con el intento, sólo parcialmente logrado, de transformar a ETA en un partido político, lo que le enfrentó a los sectores etarras disidentes y al nacionalismo más radical. Tras la fusión de su partido, Euskadiko Ezkerra, con el PSE en 1992, Onaindia fue elegido senador y se dedicó con intensidad a combatir el terrorismo y al trabajo intelectual hasta su prematuro fallecimiento, a los 55 años.
Emilio Guevara recordó ayer cómo para Onaindia habría sido «más fácil seguir dentro de la tribu» que enfrentarse a ella. Y destacó cómo su principal aportación política fue «su enfrentamiento al terrorismo, al que dió una dimensión ética que excedía el análisis político». Onaindia comprendió enseguida que el problema vasco es la falta de piedad y de compasión de algunos sectores nacionalistas en Euskadi, dijo ayer Guevara.
El ex dirigente del PNV recordó que Onaindia era un «optimista indestructible», y con esa misma sintonía precisó algo que a Onaindia le hubiese gustado escuchar: «La situación política ha cambiado a mejor», pues «el Estatuto de Autonomía funciona, la ley se aplica en Euskadi y ETA está más tocada que nunca». También vaticinó: «El PNV sabe que el plan Ibarretxe tiene fecha de caducidad, va a tener que rectificar y tendremos una auténtica reforma del Estatuto de Autonomía». Y bromeó: «Y esto sucederá porque los carlistas ganaron algunas batallas, pero ninguna guerra».
La número dos del PSOE al Congreso por Madrid y catedrática de Historia Contemporánea Mercedes Cabrera mostró su sorpresa por la «tremenda generosidad» de Onaindia, que «no se hace ninguna concesión», así como por la «responsabilidad histórica» que asumió al intentar, con todo tipo de riesgos y obstáculos, transformar a ETA en un partido político.
Martínez Reverte, amigo de Onaindia, lo definió, con jocosidad, como un «aventurero cuerdo y algo chapuzas». «Asumió auténticos asuntos de Estado sobre sus espaldas y los resolvió con cordura y chapuceramente, pero los resolvió», en alusión al final dialogado de la rama político militar de ETA. Pero Mario Onaindia era, ante todo, «una excelente persona en la que sobresalía la piedad y la compasión por los demás». Así lo definió su viuda, Esozi Leturiondo.
EL PAÍS, 5/5/2004