Editorial, EL CORREO, 27/2/12
La izquierda abertzale sigue obstinada en justificar un pasado tan reciente de terror
La declaración hecha pública ayer por la izquierda abertzale presenta como única novedad el reconocimiento diluido del dolor causado a las víctimas de ETA, acompañado de consideraciones que insisten en justificar el terrorismo etarra subsumiéndolo en la invocación de «un conflicto que se remonta siglos atrás». La «reconversión estratégica» que la izquierda abertzale dice -únicamente en euskera- haber experimentado anima a sus dirigentes a concluir que han hecho «todo lo que estaba en sus manos para posibilitar un nuevo tiempo». No es cierto. Si acaso, han hecho lo que la trama etarra les ha permitido. Con la advertencia de que «el cese unilateral de una de las violencias no es sinónimo de paz», la izquierda abertzale da por concluida su labor para transferir, una vez más, la responsabilidad del final definitivo de ETA al Estado constitucional. Si los herederos de Batasuna se hubiesen limitado a reconocer sin ambages el daño causado a las víctimas, su declaración habría merecido más crédito. Pero al insistir en que su «insensibilidad» hacia las mismas no ha sido «intencionada», dicho reconocimiento adquiere un tono cínico en quienes durante tantos años prestaron cobertura al asesinato de conciudadanos suyos. El documento parece un soliloquio tardío por el que la izquierda abertzale intenta convencerse de estar en condiciones de imponer su particular hoja de ruta. Sus redactores se niegan a renunciar al maximalismo de la amnistía para los presos y proponen la constitución de una «comisión de la verdad» estableciendo un orden elocuente para enjuiciar el «papel de diversas organizaciones en el conflicto actual: tanto aparatos del Estado como instituciones, medios de comunicación, sociedad, partidos, organizaciones armadas». Un intento más de diluir el mal extremo del terrorismo en el contexto de un sinfín de culpabilidades que exoneraría a los violentos. La supeditación de la paz al derecho a la libre determinación cierra el círculo con el que la izquierda abertzale trata de enredar a los vascos alentando la complicidad entre nacionalistas. Los herederos de Batasuna perdieron ayer otra oportunidad para acercarse al sentir inmensamente mayoritario de la ciudadanía.
Editorial, EL CORREO, 27/2/12