ABC – 09/07/17
· La comarca es «zona prohibida» para el constitucionalismo y forma parte del «núcleo duro» independentista.
· Ramon, 59 años: «No nos dejan votar, tienen miedo. Los independentistas, no fallaremos. Somos diferentes a los españoles».
· Zona hostil: Cs no presenta listas en las municipales, el PP no tiene ni un edil y el PSC no llega a los 40 concejales.
Mi padre era de Fuerza Nueva, uno de mis hermanos es del PSAN, yo soy independentista…». Así define a Osona, la comarca más secesionista de Cataluña, Ramon, vecino de San Pedro de Torelló (Barcelona) y tío de Marta Rovira, la número dos de ERC. En Osona se repartieron, en 2015, las últimas elecciones municipales, 448 concejales. Cs no presentó ninguna lista.
El PP apenas coordina a un pequeño grupo de militantes, con cero regidores en toda la comarca (y poco más de 1.000 votos). El PSC sobrevive en retirada (80 ediles en 2007, 60 en 2011 y 34 en la actualidad) y cuenta solo con un concejal en Vic, que forma parte del gobierno tripartito local con el PDECat y Unió. Y Podemos… no ha llegado (aún) y no se le espera.
Josep tiene 87 años, vive en Vic y pasea por su plaza Mayor llena de banderas «esteladas» que le dan colorido y acompañan a un gran marcador de la ANC con una cuenta atrás para el referéndum del 1 de octubre. No importa que sea una consulta ilegal. Josep lo tiene claro: «Peor no podemos estar. Hemos de probarlo».
Guardián de las esencias
En Cataluña, actualmente, se vive una triple fractura: lingüística (españolcatalán), económica (rico-pobre) y territorial (campo-ciudad/costa). La comarca de Osona, pese a pertencer a la provincia de Barcelona (aunque tiene tres municipios en Gerona), mantiene el honor oficioso de ser el guardián de las esencias del independentismo. Habla catalán, crece a un ritmo económico por encima del global autonómico y es (pese a su industria y sus servicios, que concentran el 90% de los puestos de trabajo) el campo catalán por antonomasia. Su capital, Vic (40.000 habitantes), forma parte del corazón nacionalista junto a Berga, Solsona, Manresa e Igualada, las ciudades de la Cataluña central.
Miquel Vilalta ha sido el único concejal del PP en Manlleu (segunda ciudad de Osona con 20.000 habitantes) en toda su historia. Fue entre 2003 y 2007. Su hijo es independentista, su hermana del PDECat. «Ahora está la cosa política más tranquila. Para el 9–N de 2014 se tensionó mucho más a la gente. En estos momentos, los radicales son los que dirigen los partidos, los que tienen cargos, pero la ciudadanía está enfriándose, lo del 1 de octubre no lo ven claro», asegura Vilalta, ya retirado de la política activa.
Osona se situó en el mapa político el 13 de diciembre de 2009. Entonces, en 35 poblaciones de la comarca se celebró una consulta independentista (de un total de 166 localidades que las organizaban ese día). Osona tomaba el relevo de la consulta de Arenys de Munt (Barcelona) que había impulsado la CUP unos meses antes desde el ayuntamiento y que son el germen o punto de partida de la situación actual.
Roda de Ter (5.500 habitantes) es el ejemplo. Una «estelada» en cada rotonda de acceso a la villa, un cartel que indica que es un municipio adherido a la Associació de Municipis per la Indepèndencia (AMI), un gran mural evocando a Francesc Macià a un lado del río Ter, una gran bandera independentista que cubre el lomo de un edificio de varias plantas al otro lado del puente y carteles por la república catalana en los colegios. El consistorio es unánime en estos temas. Hay tres grupos: una formación, CiU y ERC. Gobiernan juntos.
«La oposición no existe»
Pero si en Osona hay un municipio unánime ese es San Pedro de Torelló. Once concejales, todos de una marca blanca de ERC. En el balcón del edificio consistorial solo ondean la bandera del pueblo (2.400 habitantes) y la «estelada». Su alcalde es Jordi Fàbrega y su éxito electoral se basa en que en 2015 los 1.115 votos emitidos en su ciudad fueron a parar todos a él. No había otra lista. Fàbrega proviene de ICV-EUiA, es alcalde desde 1999 y regidor desde 1991.
«La oposición no existe en el pueblo. No sé qué haremos cuando Jordi lo deje», señala el tío de Rovira ladeando la cabeza. Ramon cuenta orgulloso que pertence a una familia que tiene ahora a su sobrina, Marta (nacida en Vic), en la sala de máquinas del independentismo y que esto no es incompatible con que el abuelo de la número dos de ERC fuera alcalde franquista del pueblo.
Sobre la actualidad, contundente: «No nos dejan votar porque tienen miedo. Nosotros, los independentistas, no fallaremos. Somos diferentes a los españoles. Tenemos una cultura y una lengua distintas. Los dos millones que votamos el 9-N volveremos a ir a las urnas el 1 de octubre». En el bar, frente a la iglesia, cuya fachada es de mediados del siglo XVIII, está puesta la televisión: se ve Cuatro, y se lee la prensa deportiva.
Fàbrega también tuvo su explosión mediática. Es, de hecho, el representante independentista de manual y sus unanimidades consistoriales se lo permiten. En julio de 2010 declaró al municipio independiente de España y «moralmente excluido del ámbito de la Constitución española». En 2012 instó al Parlamento de Cataluña a que «asumiera unilateralmente su soberanía nacional» y volvió a declarar a San Pedro de Torelló «territorio catalán libre» de España. A primeros de este año, 2017, Fàbrega firmó un bando poniéndose a disposición de la Generalitat para todo lo que hiciera falta en relación a la celebración del referéndum ilegal.
A Osona (91,93%) solo la superó en voto afirmativo el 9-N la comarca gerundense de Pla de l’Estany (92,66%). Ninguno de los 50 municipios osonenses estuvo por debajo del 85% de voto afirmativo a la independencia y 14 superaron el 95%.
Vilalta (PP) radiografía al porcentaje de personas que no sale reflejado en estas cifras: «La gente que tiene empresas, por ejemplo, prefiere callar y no manifestarse en contra de la secesión. ¿Por qué no ha habido nunca una manifestación a favor de España en esta comarca? Yo, personalmente, no he tenido muchos enfrentamientos, pero antes nos tiraban tomates, pintura. Ahora estamos mejor».
Tabérnolas (300 habitantes), su alcalde Carles Banús (PDECat), ha tenido su minuto de gloria esta semana al anunciar que no se daba por enterado de la carta que el Gobierno le había enviado –como al resto de municipios de Cataluña– para recordarle que, como servidor público, debe cumplir siempre la ley, también el 1 de octubre. En Tabérnolas solo luce la «estelada» en su ayuntamiento. Y una placa que reza: «En memoria de los defensores de la patria» (11 de septiembre de 2011). Desde la puerta del consistorio se divisa la plana de Vic. Es otra Cataluña a la que se respira en la capital de la provincia.
En Vic vive Andrés. 43 años, colombiano y los últimos 16 en Cataluña: «Los jóvenes solo quieren trabajo, un coche, un buen móvil y poder gastarse el dinero en sus cosas. El resto de temas les da igual». Sin embargo, tiene calado el discurso economicista. «Todo se reduce al dinero», señala; y añade: «Los de aquí y los de allí (por Madrid) tratan a los catalanes como tontos. Los de aquí sacarán urnas, panfletos, papeletas… y todo a nuestro coste. Pero si vas al centro de atención primaria, te hacen pagar por todo o no te dan las medicinas que necesitas porque son caras. Y luego están los de allí (por Madrid), que solo quieren nuestro dinero».
Ahora hace seis meses, la ANC y Òmnium politizaron la cabalgata de los Reyes Magos de Vic aprovechando que TV3 reralizaba la retransmisión. Se repartieron farolillos con la forma de la «estelada». La iniciativa no fue un gran éxito. El objetivo del nacionalismo es colonizar todos los ámbitos de la vida social, económica, cultural, religiosa, deportiva y política.
Osona es la piedra angular del separatismo y cuna de próceres de la actualidad. Es la fuerza que empuja a la Cataluña catalana frente a la Cataluña cosmopolita. Es un laboratorio por explorar. Su victoria sería convertir Barcelona en una gran Vic. Aquí nacieron en el siglo XIX Jaime Balmes y Jacinto Verdaguer, y caló hondo el carlismo, que en cierta manera sigue impregnando toda la vida social. Ahora venido a menos, Josep Anglada sigue sentado como edil en Vic liderando un partido xenófobo. Su experiencia se limitó, básicamente, a Osona y a algunas localidades del litoral. Todo su voto fue a costa de CiU.
Cuna de políticos
El consejero de Justicia, Carles Mundó (ERC), nació en Vic y fue concejal en Gurb (2.500 habitantes). Marta Pascal, coordinadora general del PDECat, es de Vic. Aunque cuestionada en los últimos días –por el caso de la salida del consejero Baiget–, llamada a tener cargos de más responsabilidad en el futuro. De Vic también es Francesc Homs, condenado por por el 9-N. Vive en Taradell (6.000 habitantes). En marzo, tras llegar de Madrid, una vez perdida su acta de diputado, un centenar de paisanos le dieron «una sorpresa» apoyándole a las puertas de su casa.
El 1 de octubre está a la vuelta de la esquina. En la plaza Mayor de Vic tienen la cuenta atrás y lo entrelazan con lemas de esperanza: «Haz historia… Nunca caminaremos solos… Haz asamblea… Llenemos los balcones con los colores del sí …. El cambio eres tú». Sin embargo, de un tiempo a esta parte, la frase más compartida por la ciudadanía es que «la gente está cansada». El secesionismo no romperá España, pero el nacionalismo no desaparecerá de Cataluña mientras su corazón palpite como lo hace en Osona.
ABC – 09/07/17