TONIA ETXARRI-EL CORREO

Superados los recelos de Alemania, el Gobierno se ha apuntado a la corriente de enviar tanques Leopard a Ucrania, aunque el presidente Sánchez arrastra el lastre de buena parte de sus socios que rechazan la ayuda militar, con blindados pesados, al pueblo ucraniano reforzando el músculo bélico de Kiev para defenderse de Putin. Los países de nuestro entorno no tienen gobiernos de coalición con fuerzas comunistas simpatizantes de la causa bolivariana y del régimen de Putin, como ocurre en España. Es más, en Alemania han sido los liberales y los Verdes quienes más presión han ejercido sobre el canciller Scholz para que diera luz verde al envío de los carros de combate que viene reclamando el presidente Zelenski desde hace meses. Pero el Consejo de Ministros está dividido en dos partes. Nada nuevo. En la cumbre que la Alianza celebró en Madrid el pasado junio, Sánchez se comprometió a duplicar el gasto militar. Es la ‘realpolitik’. El mismo político que, en la oposición, soñaba con eliminar el Ministerio de Defensa, según sus propias palabras, se comprometía a estar a la altura de los aliados de la OTAN. Una actitud que ha incomodado, desde siempre, a sus socios de gobierno, antiatlantistas por definición y simpatizantes de algunos regímenes poco democráticos. Una diferencia que ha abierto una brecha más en el Gobierno porque a los dos partidos les va a interesar distanciarse en tiempo electoral. Pero sin romper.

España está «donde tiene que estar», decía ayer el ministro Bolaños, y eso quiere decir que el Gobierno debe sentirse interpelado, como aliado de la Alianza, tras la decisión de Alemania y el apoyo de Estados Unidos para enviar Abrams M1. Un salto cualitativo en la política de defensa que, por la invasión de Ucrania, ha pasado a primer plano.

‘España is different’. Por las alianzas del actual Gobierno. Quizás por eso las explicaciones oficiales no acaban de ser todo lo concretas que merece la ocasión. El material bélico del Ejército está bastante obsoleto y la ministra Robles, amén de la declaración sin comparecencia que hizo ayer, tendrá que dar más detalles del giro del Gobierno en las últimas horas. ¿Enviará 50 carros de combate que no disparan? ¿Cuándo? Preguntas que no se hacen en Podemos, cuyas ministras prefieren perderse en el laberinto de la paz en terreno minado. Mezclando la diplomacia con la magnesia. Por eso recomiendan negociar ¿con Putin? Rufián se permite dar clases de democracia, en contra de enviar material bélico ofensivo a Ucrania. Y EH Bildu, que tanto sabe de prolongaciones de «conflictos», tampoco está por la misión.

Tan sólo el PNV se ha permitido apoyar de forma expresa el envío de tanques. «No tiene sentido estar a medias», dice el portavoz, Aitor Esteban. No le falta razón. Los cánticos a la equidistancia son de parte. Será curioso comprobar que al final Sánchez vaya a contar con el apoyo del PNV y del PP. Se está abriendo un debate internacional del que nadie va a poder zafarse. Después del anuncio del Gobierno, le toca retratarse.