El Consejo de Ministros debatirá mañana la nueva Ley del Aborto. El proyecto escarbará en todos los asuntos relacionados con los menudillos de las mujeres: no solo el aborto, sino otros que le son afines, o geográficamente próximos, pongamos que hablo de las menstruaciones dolorosas. “Avanzamos para acabar con el estigma, la vergüenza y el silencio en torno a la regla”.
Impresionante. La menstruación no es uno de los misterios gozosos del Rosario, pero tampoco es una maldición. Es cierto que en algunos caos viene acompañado por dolores, a veces fuertes, en ocasiones incapacitantes, pero ¿estigma, vergüenza, silencio? Es también verdad que no estamos ante un tema de conversación fascinante, pero ni es intratable, ni estigmatiza a las mujeres, ni las avergüenza ni las condena al silencio. Me está mal el decirlo, pero quienes padecemos hemorroides no tendemos a airear el asunto a la primera ocasión, sin que ello nos produzca ningún inconveniente mayor. ¿Frente a ello? Hemoal.
Todo esto empezó con Zapatero, un campeón en airear los menudos de sus ministras. Conviene recordar que nombró ministra de Defensa a Carme Chacón para conseguir la foto de unos uniformados desfilando ante una ministra embarazada de ocho meses. Era algo vocacional, según afirmación propia: “He descubierto mi vinculación con las embarazadas. En Jerez, una mujer a la que faltaban tres meses para dar a luz me dijo: “Gracias, en nombre de todas”.
No solo de sus ministras. Contaba Raúl del Pozo en 2007 una excursión con Zapatero al bar del Congreso, su familiaridad en el trato a todos los camareros, a los que llama por sus nombres: Santi, Salva, Carlos. Uno de ellos le pregunta por las niñas y él da más explicaciones de las que le han pedido y de las que le interesan al camarero: “Contesta con una frase hermética, tal vez de Gamoneda. La mayor, con 13 años, ya sabe que está convidada a la vida. Pide un café y mantiene la sonrisa y la serenidad de los días tensos”. El columnista Espada puso un corolario irreprochable: “¿Gamoneda? No, Evax”.
Alguna vez me he preguntado cómo llevará una niña de 13 años la insustancialidad de un padre que publicita tales asuntos de su intimidad en conversación informal con un camarero, mientras toma el aperitivo.
Seguramente hay en el Gobierno gentes con más equilibrio intelectual que las ministras de Podemos. El asunto misterioso es porqué son las Monteros y Belarras las que se salen con la suya. Es por la afinidad radical. No tengo para olvidar aquella campaña electoral de 1982, en la que el PSOE prometía la despenalización de algunos supuestos del aborto. Asistí a una mesa redonda sobre el tema en el hotel Ercilla. Txomin Ziluaga, dirigente de Herri Batasuna lo explicó con una claridad que no habría podido superar la marquesa de Galapagar: «En Herri Batasuna, no es que seamos partidarios del aborto, pero hay que tener en cuenta que cada año abortan en Euskadi 3.000 mujeres en unas condiciones de salubridad tan infrahumana que peligra, no sólo la vida de la madre, sino también la de la criatura.»
La Ley chocará con el Constitucional, pero no importa. Se saldrán con la suya en el Consejo de Ministros y el PP no la revertirá como es costumbre.