Ignacio Marco-Gardoqui-El Correo
Esto no cesa. Hace unos días pedía por favor a los analistas que dejasen de hacer previsiones, pues cada una era peor que la anterior. Bueno, pues ni caso. Hoy tenemos dos nuevas y una nueva certeza. Por si quiere ahorrarse el disgusto que le proporcionará la lectura de este comentario, le adelanto que todas son malas. El BBVA aumenta la caída de PIB hasta el 11,5%. Una barbaridad. Luego mejora la subida del año que viene, pero eso no tiene ninguna gracia, pues es lógico que, cuanto más baje este año, más debería subir el siguiente. No alivia en absoluto. Además, ya sabe cómo es el perverso juego de los porcentajes. Si damos un 100% a la situación actual del PIB y bajamos un 15%, tendremos un 85%; y si luego subimos otro 15%, no alcanzaremos el 100%.
La segunda previsión es de índole laboral. Aquí hay un doble juego que nubla la visión. Teóricamente, el confinamiento legal ha terminado y ya hay un millón de personas que ha abandonado el cobijo de los ERTE. ¿Satisfactorio? No, en absoluto, porque esas mismas cifras constatan que la actividad no ha vuelto a muchos sectores y por eso a finales de junio quedaban 4,1 millones de personas afectadas por la crisis, distribuidas entre el paro y los ERTE a la espera de encontrar su destino final. Demasiada gente, demasiados problemas.
La certeza tampoco es buena. Se refiere a la evolución de la recaudación fiscal registrada en el País Vasco a lo largo del primer semestre, que es ya un periodo suficientemente largo para que sea relevante, por más que los semestres no tienen por qué ser perfectamente simétricos. Pero en los cuatro meses y medio de pandemia ha caído un 13%, que visto en números son 770 millones de euros menos. Algunos esperaban un descenso mayor, pero que les pregunten a los diputados generales y al consejero Azpiazu a ver si son pocos millones…
Supongo yo que, a estas alturas, nadie duda de que la legislatura que iniciamos se va a desarrollar entre la caída de los ingresos y la subida de los gastos. Una ecuación difícil de cuadrar en tiempos de grandes demandas sociales. Y, ¡ojo! con el dinero de Bruselas que algunos consideraban ya en nuestro bolsillo y sin condiciones. Ingenuos… Que repasen la entrevista del lunes de Pedro Sánchez con el primer ministro holandés. ¿Qué le dijo? Algo muy sencillo. «Si tiene usted problemas, busque la solución en casa». Si alguien pensó que los holandeses, con sus pensiones bloquedas, iban a pagarnos la actualización de las nuestras se equivoca por completo. Habrá dinero, pero según para qué… Así son las cosas y es lógico que así sean.