Óxido político

Alberto Ayala, EL CORREO, 11/9/12

En julio fue el PNV, ahora el PSE. Los aparatos insisten en debilitar a los propios partidos al purgar a los críticos

Han pasado ya muchos años desde que Alfonso Guerra, ex ‘número dos’ del socialismo español, hiciera célebre aquella sentencia de que ‘el que se mueva no sale en la foto’. El entonces todopoderoso jefe del aparato del PSOE amenazaba a los suyos con la exclusión de listas y cargos públicos si insistían en mostrarse discrepantes con la línea oficial del partido.

Tres décadas después, aquel estilo tan pernicioso de ejercer la política lejos de desaparecer ha hecho escuela. Hoy ya casi no sorprende que las diferencias se salden muchas veces al mejor estilo estalinista: con la purga política de los perdedores por parte de los vencedores. Ocurrió en julio en el PNV alavés y ha vuelto a repetirse ahora en el PSE. El motivo en ambos casos, las listas para las elecciones al Parlamento vasco.

En la formación jeltzale, la nueva mayoría alavesa afín a Urkullu y Ortuzar, liderada por Xabier Agirre, laminó de las planchas a los partidarios del derrotado Iñaki Gerenabarrena. Lo hizo con independencia de méritos o deméritos para ocupar un escaño.

Vendetta

Ahora ha sido el aparato socialista guipuzcoano que dirige Iñaki Arriola el que ha dejado fuera de los puestos nobles de la lista del PSE por este territorio a la principal referente del ala vasquista, Gemma Zabaleta. Mientras su homólogo alavés, Txarli Prieto, hacía lo propio con los miembros del sector renovador.

Resulta cuanto menos curioso que el lehendakari presuma de la gestión de su Gobierno, como es lógico, y sólo él y cuatro consejeros vayan en las listas. O que la purga realizada por Prieto en Álava suponga la exclusión de dos miembros de la dirección del grupo parlamentario –el ‘número dos’, Óscar Rodríguez, y la veterana parlamentaria Joana Madrigal–, cuyo trabajo parecía gozar de los parabienes de la cúpula del partido.

Más llamativo aún ha podido resultar que ni el lehendakari Patxi López ni la ejecutiva vasca del PSE movieran un solo hilo para corregir las decisiones de Arriola y Prieto, con evidente aroma a vendetta. Porque Zabaleta es aún consejera y porque la cúpula vasca del PSE no tiene precisamente en alta estima la labor del secretario general del PSE alavés. Al punto que el 21-O será Patxi López y no Prieto quien encabece la lista. ¿Objetivo? Evitar los nefastos resultados que cosechó el partido en las municipales y forales de 2011 en un territorio clave, mucho peores que la media vasca y española.

Claro que todos los caídos en desgracia tienen un ‘detalle’ en común: apoyaron a Chacón frente a Rubalcaba. El actual líder del PSOE no se ha mostrado precisamente generoso con quienes se decantaron por su rival allá donde ha podido. Y sobra decir que el PSE está abrumadoramente de su parte. ¿Simple casualidad? Puede que sí… o que no.

Con este cuadro de situación no resulta extraño que el comité nacional socialista diera el sábado su plácet a las candidaturas con solo tres abstenciones. Un dato que ayer permitió a López afirmar en Punto Radio que este siempre delicado proceso se ha cerrado razonablemente bien.

Queda por saber si estas disputas tienen algún tipo de traducción en las urnas, algo por otra parte no demasiado sencillo de verificar. Además, claro, del desenlace de la batalla por el poder que se librará sí o sí en el próximo congreso del socialismo alavés.

Sería bueno que, por una vez, el día después suponga el retorno del respeto a la diferencia, no solo de palabra sino también con hechos. Con su praxis diaria los aparatos de los partidos no hacen sino aportar argumentos para que aumenten los partidarios de sustituir el oxidado modelo de listas cerradas, que se estableció en la Transición para reforzar a las formaciones políticas tras cuatro décadas de dictadura, por otro de listas abiertas, más usual en los países anglosajones. Por la propia salud del sistema.

Alberto Ayala, EL CORREO, 11/9/12