ALBERTO AYALA, EL CORREO – 20/12/14
· La Euskadi política, que algunos pretenden tan distinta a España, se demuestra otra vez que no lo es tanto.
Hace ya tiempo que algunos tenemos la suerte de poder viajar un poco y confirmar así por nosotros mismos, no de oídas, no a golpe de consigna oficial que, por ejemplo, la carne vasca con eusko label está buenísima, sí, pero como la argentina, la australiana o la norteamericana. Y algo similar se podría decir de otros productos, se llamen aves, peces, caldos o aceites.
¿Excepciones? Por supuesto. Notables y diversas. Desde el txakoli al bacalao al pil pil. Y ahora que la Navidad toca nuestras puertas me parece recordar que las angulas, pero éste es apenas un vago recuerdo.
¿Políticamente? Hace ya décadas que desde algunos ámbitos se nos repite con machacona insistencia aquello de que somos diferentes. Que una cosa es lo que ocurre en España y otra bien distinta lo que sucede por estos lares. Que el descrédito de las instituciones y la corrupción son cosas de allí, no de aquí.
En esas estábamos confirmando que sí, que en eso de la corrupción institucionalizada parece que aún jugamos en segunda. Que, afortunadamente, a corruptos parece que de momento nos ganan otros. Cuando nos llega la última toma del Euskobarómetro y nos coloca alguna nubes en nuestro paraíso vasco.
No es que el trabajo descubra alguna trama de corrupción incrustada en nuestra administración o en el seno de nuestras grandes formaciones políticas. No, no es eso. Pero nos confirma que la mayoría de los vascos, como los demás españoles, no estamos precisamente felices con la gestión del Gobierno de Rajoy.
La cosa no se queda ahí. Resulta que ha aumentado el número de ciudadanos vascos que igualmente confía poco o nada en la capacidad del mismísimo Gobierno de Urkullu para arreglar los principales problemas que afectan a este país (67%). Tres de cada cuatro opinan que hace poco o nada para resolver la crisis económica. Aun así, el Ejecutivo jeltzale suma más juicios positivos (28%) que negativos (24%), aunque en seis meses los primeros hayan bajado un punto y los segundos aumentado en cinco.
Pero me imagino el mayúsculo disgusto que tendrán a estas horas en los cuarteles generales de los partidos vascos al saber otro dato: que el político preferido por los vascos de a pie no es un producto de nuestra cantera de talentos, ni siquiera de la navarra o la riojana. Es un español de la cabeza a los pies, marxista y que, además, luce coleta.
Pablo Iglesias, líder de Podemos, la marca de la indignación, el partido del rechazo a la forma en que se ha venido haciendo política en España y, sobre todo, a la corrupción, irrumpe como el político más valorado también en Euskadi. Es el único que merece el aprobado de los vascos, con un 5,6. Verlo para creerlo, pensarán en algunos batzokis.
En segundo lugar se sitúa Hasier Arraiz, de Sortu, con un 4,9, aunque su índice de notoriedad es todavía bajo. El lehendakari Urkullu no pasa del tercer puesto con un suspenso alto, pero suspenso al fin y a la postre: un 4,6. Los demás, por detrás. En el farolillo rojo, Mariano Rajoy con un durísimo 0,9 de valoración.
Seguro que semejantes guarismos no pasan inadvertidos ni en Ajuria Enea ni en Sabin Etxea. No me extrañaría que en las próximas semanas los jeltzales se decidan a subir el diapasón de la crítica contra Iglesias y Podemos, como hace semanas vienen haciendo PP y PSOE.
En EH Bildu el dato tampoco habrá hecho la más mínima gracia. Sobre todo porque saben que parte del electorado de Podemos podría ser suyo y a la inversa. Aun así, ya verán cómo siguen sin verbalizar una mínima crítica contra el nuevo partido. No vaya a ser que después de las generales, nunca antes, encuentren en Podemos el aliado que no han hallado en otras formaciones.
En fin. Que tantos esfuerzos en buscar la diferencia para acabar siendo tan iguales. Al menos en esto.
ALBERTO AYALA, EL CORREO – 20/12/14