Pablo y sus modelos

Del Blog de Santiago González

Se cumplían el viernes 53 años del asesinato del Che Guevara en la escuela de La Higuera y Pablo Iglesias colgaba en la red un tuit de elegía tipo aquí se queda la clara: “hasta siempre, comandante”. Rocío Monasterio recordó los fusilamientos de La Cabaña y el despropósito de que un vicepresidente defienda a un asesino, a lo que él replicaba que los antepasados de Monasterio se hicieron ricos en Cuba explotando a sus trabajadores en los ingenios azucareros. La dirigente de Vox también pudo recordarle la radical homofobia del mejor soldado de la Revolución, para quien los homosexuales eran contrarios al ideal del ‘hombre nuevo’. Por eso creó un campo de trabajos forzados en Guanahacabibes, en cuya entrada parafraseó el lema de Auschwitz: “el trabajo os hará hombres”.

También habría sido pertinente tirar de hemeroteca para recordar la tierna confesión que le hacía por carta a su padre: “Tengo que confesarte, papá, que en ese momento descubrí que me gusta matar”, escribió, tras haber asesinado a sus primeras 14 víctimas. El carnicero de La Cabaña, Santa Clara y hasta de la Sierra Maestra, blasonaba de ello en la Asamblea General de la ONU el 11 de diciembre de 1964: “Nosotros tenemos que decir aquí lo que es una verdad conocida, que la hemos expresado siempre ante el mundo: fusilamientos, sí, hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando.” Iglesias mostraba análoga jactancia al presumir en más de una ocasión de que su padre pertenecía a una organización terrorista: “mi padre frapero”.

El otro gran modelo de Iglesias fue Leroy Eldridge Cleaver, ministro de Información de los Panteras Negras, que fue condenado a 30 años de cárcel por violador en serie. Él lo asume en ‘Alma encadenada’, un libro surrealista que el Moñas no ha debido de leer: “Me volví un violador. Para afinar mi técnica y modus operandi comencé practicando con chicas negras en el gueto…y cuando me consideré lo suficientemente sigiloso, crucé el barrio y busqué presas blancas”. Al cumplirse medio siglo de la fundación de los Black Panthers, la impresionante Irene lo celebraba así: “50 años de Panteras Negras. Ejemplo de organización que crea comunidad y movimiento popular construido por mujeres”. Hace falta entrenar mucho para alcanzar este nivel de insuficiencia. Ministra de Igualdad de Sánchez.

Este modelo de Iglesias fue candidato por su partido a las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 1968, las que ganó Nixon con 31,7 millones de votos. Cleaver sacó 37.000. El candidato abandonó poco después la política y se dedicó al diseño, arte en el que popularizó unos pantalones hipermasculinos. Los curiosos (y las curiosas, claro) pueden buscar en Google ‘Eldridge de París’, ‘Eldridge pants’ o ‘Cleaver pants’. Ahí verán al propio ídolo de Iglesias haciendo de modelo para anunciar sus pantalones, con una práctica y aparente funda exterior donde  acomodar la verga. En mi opinión era esta la fascinación que ejercían los panteras negras para el macho alfalfa de Podemos: “Yo, el más masculino y el más femenino de los hombres”. La foto de Cleaver con su invento se complementa con otra del fundador y ministro de Defensa, Huey P. Newton (¿o quizá era Huey P. Einstein?) sentado en un sillón tipo Emmanuelle, con una escopeta en una mano y una lanza en la otra. Estos son sus modelos, sus inspiradores políticos y morales. Otro día hablaremos de sus patrocinadores: Ahmadineyad y Nicolás Maduro.