EDITORIAL ABC – 25/11/15
· Los prejuicios de la izquierda radical, de los que debe huir el PSOE, no son más que una mascarada ideológica contra el PP, no una manifestación de principios morales.
La izquierda está retorciendo el significado de los últimos acontecimientos relacionados con el terrorismo yihadista para promover con su habitual dosis de oportunismo amoral una nueva campaña del «No a la guerra» contra el Partido Popular y Mariano Rajoy, a menos de un mes de las elecciones generales. Los «abajofirmantes» de siempre no representan novedad alguna y su sectarismo los descalifica cuando, a renglón seguido de condenar los atentados de París, denuncian los bombardeos contra Estado Islámico en Irak y Siria y protestan, a estas alturas, por la política iniciada por «Bush, Blair y Aznar».
Lo novedoso, en apariencia, es el Consejo de la Paz que ha promovido Podemos y que ayer presentó su líder, Pablo Iglesias. Solo la denominación del invento es ya un ejercicio de esa arrogante superioridad con que la izquierda se presenta ante la opinión pública, de manera que quienes no se adhieren a esa iniciativa o a sus propuestas están contra la paz. La estrategia de la izquierda –a la que el PSOE no renuncia del todo– es seguir insistiendo en que el terrorismo yihadista es la respuesta a las responsabilidades de las democracias occidentales y que el uso de la fuerza militar es ilegítimo e inútil.
De esta forma, las iniciativas «por la paz» de Iglesias y demás apóstoles del pacifismo consisten, en última instancia, en socavar algunas de las bases de funcionamiento de las democracias europeas. El documento con las propuestas de su «consejo de la paz» revelan esa literatura tramposa con la que, tras mensajes difícilmente reprochables, por lo seráficos que son, se esconde una agenda política muy definida ideológicamente que desemboca en culpar a las democracias europeas por lo que sucede en Siria e Irak, y que olvida las masacres del terrorismo islamista allí donde esas culpas no sirven, como Túnez, Argelia, Malí, Camerún, Nigeria o Kenia. Además, en la hipótesis de que esas propuestas surtieran algún efecto, los terroristas habrían podido perpetrar un número indeterminado de atentados. Las reacciones que hacen falta son urgentes y contundentes.
El Gobierno de Mariano Rajoy está intentando mantener un consenso básico, no partidista, con el PSOE y Ciudadanos para que cualquier decisión que se tome en el futuro sobre una mayor implicación en la lucha contra el yihadismo tenga una amplia base de acuerdo político. Los prejuicios de la izquierda radical, de los que debe huir el PSOE, no son más que una mascarada ideológica contra el PP, no una manifestación de principios morales, y pretenden lanzar contra el Gobierno un mensaje de coacción ante las decisiones que deba tomar en el futuro.
Este ejercicio de oportunismo de la izquierda no debe amedrentar al Ejecutivo, obligado a asumir su responsabilidad en una crisis en la que no caben intereses electoralistas.
EDITORIAL ABC – 25/11/15