Pactos a la espera

FLORENCIO DOMÍNGUEZ, EL CORREO – 26/08/14

· El PNV está tan interesado por el proceso de renovación de la dirección del PSE como lo están los propios socialistas. A los nacionalistas les interesa sobremanera qué es lo que Idoia Mendía y su equipo van a decidir sobre la continuidad o no de los acuerdos socioeconómicos y presupuestarios que mantienen ambos partidos.

Los socialistas están en un momento de revisión crítica de lo ocurrido con los acuerdos que firmaron hace un año los dos partidos. Están repasando con detalle qué parte es la que el Gobierno vasco ha cumplido y cuál aquella en la que se ha retrasado. En función del balance que resulte de esa revisión decidirán si siguen adelante o ponen fin a los acuerdos. Lo que trasciende hasta el momento apunta a que el PSE estaría más inclinado hacia la continuidad, aunque con un incremento del nivel de exigencia al Ejecutivo de Iñigo Urkullu, que por la ruptura.

El pacto con el PSE le proporciona al PNV una cómoda situación de estabilidad parlamentaria y le evita las incertidumbres que genera la falta de mayoría absoluta en la Cámara. Los nacionalistas no ocultan su deseo de que Idoia Mendía y su equipo den continuidad a los acuerdos de hace un año. El entendimiento en temas fiscales y económicos no son incompatibles con las diferencias que el PSE mantiene con el Gobierno vasco en cuestiones relacionadas con la gestión del final de ETA, en particular con todo lo que depende de la Secretaría de Paz y Convivencia del Ejecutivo.

Mientras el PNV tiene a los socialistas como primera opción a la hora de establecer pactos, la izquierda abertzale tiene como objetivo estratégico conseguir el entendimiento con el partido de Iñigo Urkullu y Andoni Ortuzar para desarrollar una política soberanista. La izquierda abertzale ha asumido que la adhesión del PNV es imprescindible para poder poner en marcha un movimiento independentista al estilo catalán y trata de atraer al primer partido de Euskadi. Ese interés de la izquierda abertzale, hoy por hoy, no encuentra la debida correspondencia en las filas del PNV que se mantiene distante del modelo soberanista catalán porque percibe en primer lugar que puede conducir a una situación sin salida y, además, porque sirve para que los más radicales superen al nacionalismo institucional.

El interés de Sortu y EH Bildu por alcanzar un buen entendimiento con el PNV no impide que a veces aparezcan tics del pasado. La semana pasada, por ejemplo, la portavoz de Sortu, Amaia Izko, se refería al Ejecutivo que preside Iñigo Urkullu de «Gobierno vascongado», recuperando las viejas formas de expresión implantadas en los años ochenta, cuando ETA y su entorno se negaban a reconocer la condición de vascas a las instituciones de Vitoria y las calificaban despectivamente de vascongadas. La banda terrorista estuvo hablando de Gobierno vascongado hasta 2009.

FLORENCIO DOMÍNGUEZ, EL CORREO – 26/08/14