Pactos y pactos

JOSÉ MARÍA CARRASCAL – ABC – 26/12/15

· El mandato que han recibido nuestros políticos no es para desmantelar España, es para consolidarla.

La aritmética parlamentaria obliga al pacto tras las últimas elecciones, pero el pacto más sencillo, más eficaz, el de los dos grandes partidos, ha quedado descartado al negarse rotundamente Pedro Sánchez a pactar con Rajoy y quedar abierto claramente al pacto con Podemos y nacionalistas, siempre que su partido se lo permita. El fantasma del «frente popular» vuelve a planear sobre nuestro país setenta años después.

Pues no queda otro remedio que pactar … o ir a unas nuevas elecciones, con todos sus riesgos e inconvenientes. En tan crítica coyuntura, lo primero es aceptar que hay pactos naturales, entre fuerzas que comparten principios y objetivos, y antinaturales, entre las que no los comparten. Sólo el pacto natural tiene posibilidades de éxito.

El antinatural es una receta del fracaso, como muestra la experiencia. ¿Sobre qué bases podría pactarse en España un gobierno-puente que permita salvar esta crítica coyuntura? No hace falta más que ojear a las preocupaciones de los españoles en las encuestas. La primera, acabar con todo rastro de privilegio por parte de la clase política, en retribuciones, pensiones, atribuciones, directas o indirectas, para clarificar la atmósfera dejada por los escándalos de corrupción y recuperar la confianza en la clase dirigente. Mantener el bienestar social debe ser otra de las prioridades del gobierno, con un reparto justo de los recursos del Estado y cuidado de sus cuentas. Como reafirmarse en la unidad de España e igualdad de derechos y deberes de los españoles, a menos que decidamos otra cosa. Por último, aceptar que la actual Constitución puede ser reformada, pero siempre dentro de las normas que ella misma ha dispuesto para hacerlo.

Sólo las fuerzas antisistema pueden rechazar esos principios, pero el «no» de Sánchez a Rajoy advierte que el PSOE se acerca a ellas. ¿Es definitivo? Lo sabremos en los próximos días y semanas, mientras el PP intenta llegar a acuerdos entre otras fuerzas más afines. Que lleguen o no a formar gobierno dependerá de la flexibilidad de quienes lleven la negociación y de la firmeza con que defiendan esos principios, sin cometer los errores de 1978, dejando abiertas puertas traseras por las que se colaron quienes hoy intentan dinamitar no sólo aquella Constitución, sino la propia España. Suele decirse que la política hace extraños compañeros de cama, y entonces los hubo. Pero hubo también quien renegó de lo que había jurado, como hubo quien se coló en la política para enriquecerse.

De lo que ahora se trata es de impedir que vuelvan a colarse, de evitar esa voladura, de mantener los logros alcanzados y de ampliarlos en lo posible. Una tarea de Hércules. Pero que no se equivoquen nuestros políticos: el mandato que han recibido no es para desmantelar España. Es para consolidarla. Si no lo logran, los primeros en desmantelarse serán ellos. Y nosotros, por desgracia, que cuando estábamos saliendo de la crisis económica se nos presenta una política de tanto o mayor calado. El único consuelo es que España ha salido de otras peores. Ellos, no.

JOSÉ MARÍA CARRASCAL – ABC – 26/12/15