Paripé rufianesco

ISABEL SAN SEBASTIÁN – ABC – 07/07/16

Isabel San Sebastian
Isabel San Sebastian

· Es el PSOE el que tiene en su mano la llave de la gobernabilidad, y Ciudadanos, la fuerza capaz de aportar 32 diputados claves.

Puede alguien explicarme por qué motivo o con qué propósito se reunió ayer el candidato popular a la presidencia del Gobierno con ese representante del separatismo catalán cuyo apellido describe a la perfección el sentido de su actividad política? No acierto a comprenderlo.

Cabe justificar la entrevista mantenida con el abanderado del nacionalismo vasco, por más que nada permitiese augurar un desenlace fructífero. El PNV nunca ha abrazado la Constitución, no oculta su afán independentista y acudía a La Moncloa en calidad de abogado defensor de los terroristas presos, para exigir su acercamiento a cárceles vascas a cambio de un eventual apoyo. O sea, en dura competencia con Bildu, heredera de Batasuna/ETA, a la que se enfrentará en otoño en las urnas autonómicas.

El PNV no es un partido leal a la Carta Magna ni lo pretende, pero al menos comparte con el PP una visión de la economía de mercado en línea con la imperante en la Unión Europea, así como un espíritu pragmático susceptible de propiciar una abstención in extremis, en aras de la estabilidad. Nada positivo salió de la conversación, aunque no estaba de más intentarlo. Pero ¿Esquerra Republicana? ¿Con qué fin? ¿En base a qué tomadura de pelo?

Mariano Rajoy no es el Rey, obligado a recibir en su despacho a todos los portavoces electos, incluidos los que le faltan al respeto como hicieron ayer los dos republicanos catalanes. De hecho, ha excluido de sus conversaciones a los emisarios de la serpiente y el hacha. ¿Quién le mandaba entonces perder su tiempo con Gabriel Rufián y Joan Tardá? ¿No tenía algo más productivo en lo que ocuparse?

El invitado Rufián acudía a la cita precedido por afirmaciones del siguiente tenor: «Vamos a ponerle la cara colorada», «nunca apoyaremos a quien niega la plena soberanía de Cataluña» o «el desafío al Estado (de Derecho) ha de llegar más pronto que tarde.» ¿Qué esperaba sacar Rajoy de semejante fuente envenenada? ¿A qué clase de paripé asistimos?

Tal vez jugara al victimismo buscando recibir ofensas de esos dos interlocutores o tal vez quisiese mostrar al mundo una virtud dialogante hecha de necesidad, pero tengo para mí que estaba marrando el tiro. Es el PSOE el que tiene en sus manos la llave de la gobernabilidad, y Ciudadanos, la fuerza capaz de aportarle 32 diputados claves en el empeño de armar una minoría mayoritaria inapelable incluso frente al afán revanchista de Pedro Sánchez. Es con ellos con quienes debería estar negociando las reformas indispensables para que eche a andar de una vez una legislatura útil al interés general.

El diccionario define «rufián» como «hombre vil y despreciable que se dedica al engaño y la estafa». No entro en la catadura moral del personaje, pero su discurso político constituye un engaño en toda regla y una estafa a los electores. Ni existió jamás la Cataluña independiente que invoca ni sería esa región nada parecido a una Arcadia feliz en caso de escindirse del resto de España. Un populista de extrema derecha como Nigel Farage se pasó años construyendo un discurso parecido respecto al Reino Unido y la UE, hasta lograr el sí de un 51 por ciento de británicos al Brexit, y ahora ha salido corriendo por la puerta de atrás, cual rata que abandona el barco, para evitar responder ante la opinión pública de la multitud de embustes proferidos.

Engaños, mercancía política defectuosa, demagogia de vía estrecha, incitaciones a la secesión, insultos a la Nación más antigua de Europa… ese era el bagaje que llevaba Gabriel Rufián a La Moncloa. ¿Alguien puede explicarme por qué le recibió Rajoy?

ISABEL SAN SEBASTIÁN – ABC – 07/07/16