TONIA ETXARRI-EL CORREO
A Sánchez ya se le puede ir quitando de la cabeza su idea de gobernar en solitario. No va a poder
Le falló a Pedro Sánchez la estrategia de repetir elecciones para ver si esta vez los ciudadanos votaban «mejor». Después de tantos meses de gobierno provisional y de bloqueo institucional, por su propia incapacidad de llegar a acuerdos, el electorado le ha castigado con menos apoyos. Ha ganado. Pero con menos escaños. No solo no suma para poder gobernar, sino que ha engordado a Vox al forzar la radicalización de la política provocando que el bloque del centro se haya difuminado con la caída estrepitosa de Ciudadanos. Desde hoy la política española está más radicalizada, y las fuerzas nacionalistas vascas y catalanas llegan al Congreso con mayor representación. Seguimos sin mayorías que puedan garantizar un gobierno estable . La nueva política que emergió en 2015 (con Podemos y Ciudadanos) ha demostrado que la fragmentación de las siglas no han aportado más que inestabilidad e incapacidad para gobernar. En la cuarta votación, en cuatro años, los electores han respondido con el voto del castigo. Quienes pudieron llegar a negociar un gobierno han salido perjudicados.
El corresponsable del bloqueo, Pablo Iglesias, sigue perdiendo escaños sin darse por aludido. Su primera bronca a Sánchez por haberle despreciado cuando negociaban la formación de un hipotético gobierno refleja la incompatibilidad de los dos líderes, aunque el podemita se vuelve a ofrecer para pactar un nuevo ejecutivo en La Moncloa para hacer frente a la derecha.
Porque Vox se ha convertido en la tercera fuerza, desplazando al partido de Albert Rivera que, después de un cúmulo de errores se ha despeñado. El PP ha remontado con 20 escaños más, pero no ha llegado a alcanzar la barrera psicológica de los cien diputados. Pablo Casado sigue sin aglutinar la referencia del centro derecha. Los escaños del centro liberal de Rivera que quiso fagocitar al PP, y que ahora se ve forzado a convocar un Congreso extraordinario, se han escorado a la derecha extrema de Abascal. Vox con sus 52 escaños tendrá un protagonismo muy determinante. Todos los partidos nacionalistas salvo ERC han aumentado su representación.
O Sanchez vuelve a repetir alianza con los populistas y nacionalistas o admite un gobierno constitucionalista (con 220 diputados de apoyo). Tendrá que llamar a la puerta del PNV y ERC. Otra vez. Porque ni con Podemos ni con los tres diputados de Errejón le saldrían las cuentas. A Sanchez ya se le puede ir quitando su idea de gobernar en sol