Maite Pagazaurtundua, EL CORREO, 2/7/12
Fue hace menos de dos años y parece un siglo. Un importante líder político, de tantos de los que iniciaron obras multimillonarias en las comunidades autónomas, seguía enredado en su madeja. En la intimidad confesó que «nos han faltado un par de años más de ser ricos» con un perfecto pensamiento mágico y blando, aterrador, porque seguía sin ser capaz de realizar un cálculo aproximado de cuánto hemos derrochado en inversiones improductivas. No lo he vuelto a encontrar y no sería de extrañar que se haya dado de tortas con la realidad en algún ERE.
La política, cuando se realiza considerando el bien general, es un arte difícil. Por otra parte, aquellos que se preocupan de los asuntos comunitarios se ven obligados a aguantar las luchas internas de poder, las envidias, las zancadillas, y todo ello resulta especial e indiscutiblemente incómodo. Aunque tal vez lo más difícil resulte esquivar las palabras mágicas de cada rato de la historia y no ser engullido por cada moda.
No faltaremos a la verdad si indicamos que hay millones de ciudadanos que durante décadas no miraron hacia la acción pública, que les daba igual si gobernaban unos u otros, que consideraban que su vida discurría al margen de la actividad de los políticos aunque los votasen. Estamos sufriendo la política y la sociedad que hemos sido, despreocupada de cómo se seleccionaba en los partidos políticos a nuestros líderes. Estamos sufriendo el derroche que hemos tolerado y una forma de propaganda simple que –en el fondo nos falta al respeto y dignidad, porque no hemos exigido más.
La burbuja inmobiliaria la vivimos como el maná. Con lo que se llama el «tema vasco» apuramos también los tiempos en cada paz que nos vendió Batasuna-ETA. Ahora mismo, las palabras de moda son «dar pasos en la buena dirección» y «pedalear» . Un despistado podría pensar que es ETA la que tiene que moverse, pero cada vez hay más días en que parece que la buena dirección tiene que ver con poner pistas de aterrizaje a ETA que toleren lo intolerable y en dar marcos simbólicos a Batasuna para que se escaquee de su responsabilidad con respecto a la estrategia de persecución que ha cercenado la libertad pública en tantos pueblos vascos y navarros que manipulan a su antojo. Hay días en que parece que se pretende mostrar una especie de ejercicios espirituales de las víctimas para que traguen sables y la colectividad se sienta tranquilita. Las palabras del líder del PNV tras su encuentro con el presidente del Gobierno denotaban el miedo que huelen en nosotros Batasuna y ETA, y claro, ellos, esperan más pasos y pedaleos en la buena dirección.
Maite Pagazaurtundua, EL CORREO, 2/7/12