Patinetes

Ignacio Camacho-ABC

  • El Gobierno tiene un plan para la vida de los españoles. Salvo la pandemia, abarca toda clase de pormenores

El Gobierno progresista, feminista, ecologista y tal y tal tiene un plan para la vida de los españoles. Mejor dicho, tiene muchos planes, tantos como ministerios, o casi, pero todos juntos forman algo así como el Gran Plan, el proyecto que convertirá al país en vanguardia digital, feminista, etcétera. Y plurinacional, que es muy importante. Y quizá republicana, aunque esto irá algo más despacio salvo que se precipiten los acontecimientos o eso que la ortodoxia marxista llamaba «condiciones objetivas».

El Plan de Planes no tiene que ver, por supuesto, con la pandemia. Eso es problema de las autonomías, a la que el presidente ha otorgado un menú de posibilidades al amparo del estado de alarma, y que abarca toda clase de medidas menos el confinamiento, que es precisamente la que andan reclamando ante la avalancha de contagios. Ganas de joder, claro, como si el Gobierno no tuviese mejores prioridades en las que trabajar para «no dejar a nadie atrás» y «salir más fuertes» del colapso. Tampoco se trata -frío, frío- de ayudas o rescates a la hostelería, el turismo, el comercio y otros sectores golpeados por las restricciones de movilidad y de horarios. Ni de la reserva estratégica de equipos médicos prometida por el ministerio, ni de la atención a los inmigrantes de las pateras -el pasado fin de semana llegaron dos mil a Canarias- procedentes de Mauritania o Marruecos.

Minucias. El Plan de Sánchez es una agenda con enorme potencial transformador de la sociedad de aquí a 2030: el horizonte de la Década Democrática augurada por Pablo Iglesias. Y ha empezado a toda marcha, con la maquinaria gubernamental coordinada en un esfuerzo de determinación y eficacia cuyo paradigma es la llamada «ley Celaá». La supresión de la obligatoriedad del castellano consagra la España plural y confederal, en la que no hará falta aprobar asignaturas para obtener el Bachillerato o la ESO. El poder para la juventud, en consonancia con la libertad de los menores para abortar o registrar el cambio de sexo, que no es un asunto biológico sino «un sentimiento», según Irene Montero. Los mayores también son objeto de atención preferente de la Alianza de Progreso: podrán adelantar su muerte a voluntad cuando deseen abandonar este mundo perro. El Ejecutivo benéfico ha pensado en todo: en los jueces, a los que se exigirá compromiso con el Orden Nuevo, y hasta en los medios de comunicación, que deberán atenerse a la Verdad oficial establecida por decreto. Ninguna institución política o civil quedará al margen del empeño por construir un verdadero Estado moderno.

Ah, y los patinetes. Tráfico va a rebajar a 20 km/h la velocidad de los coches en las ciudades para fomentar este transporte decisivo en la lucha contra la contaminación, ese mal del siglo. Y esto es sólo el principio; nos esperan grandes novedades mucho más relevantes que la prosaica protección contra el coronavirus.