ABC – 28/05/17
· La novela ha batido todos los récords de ventas, y su autor, Fernando Aramburu, se ha convertido en una estrella. Analizamos cómo se fraguó el último fenómeno social de la industria editorial española.
· Primeros lectores: Florencio Domínguez, director del Memorial de Víctimas del Terrorismo, fue de los primeros que lo leyó.
El pasado 15 de mayo, Fernando Aramburu (San Sebastián, 1959) protagonizó uno de los paneles del programa «La ruleta de la suerte». Lo hizo gracias a «Patria» (Tusquets), novela con la que se ha convertido en el escritor más buscado de nuestro país. Pero la concursante de aquel día desconocía el nombre del autor y el título del que está llamado a convertirse –si no lo es ya– en el libro del año en España y el gran protagonista de la Feria del Libro de Madrid, que abrió sus puertas el pasado viernes. «Para consuelo de la finalista, seguramente yo tampoco habría acertado la respuesta», bromeó esa misma tarde Aramburu en su perfil oficial de Facebook, donde suele interactuar, con bastante frecuencia, con sus 5.000 «amigos». Apenas diez días antes, Belén Esteban había recomendado con fervor la lectura de «Patria» en «Sálvame Naranja», el espacio de cotilleo y amarillismo más seguido de nuestro país. La tertuliana confesó haber llegado hasta la novela de Aramburu gracias a la recomendación de… ¡Jorge Javier Vázquez!
Estos dos ejemplos bastan para demostrar que «Patria» ha dejado de ser «sólo» un libro. Estamos ante un fenómeno social, el último de una industria editorial que, desde hace años, soñaba con un «pelotazo» como este, que la sacara de la apatía y la depresión derivadas de la caída de las ventas. Pocas veces sucede. Son contadas las ocasiones en las que una novela literaria trasciende el ámbito cultural y se pasea por el patio de vecinos, protagonizando tertulias. Y Fernando Aramburu lo ha conseguido.
Quién se lo iba a decir a él la primera vez que le confesó a su editor en Tusquets, Juan Cerezo, que «le gustaba lo que tenía», aquella escritura a la que llevaba tiempo entregado. Fue en febrero del año pasado, en un encuentro en Madrid. «Desde que escribió “Los peces de la amargura” (2006) y, sobre todo, “Años lentos” (2012), hablábamos mucho de que haría falta una novela con esos materiales que había estado usando de manera excelente. Él me decía que necesitaba tiempo para escribir una obra que fuera lo más inatacable literariamente. Yo notaba que tenía un compromiso claro y se sentía llamado a hacer algo», recuerda el editor.
Cuando, en aquella primera cita, a Aramburu «se le escapó» que la novela era ya un hecho, Cerezo le pidió que le mandara el manuscrito. «Yo tenía la sensación de que se acercaba bastante a lo que él quería, pero me dijo que antes se la quería enviar a dos expertos en el tema. Eso le honra, porque no me la quería dar hasta que ellos no le dieran el visto bueno». Uno de esos «expertos» era el periodista y escritor vasco Florencio Domínguez, actual director del Centro Memorial de Víctimas del Terrorismo y una de las primeras personas que leyó «Patria». «Fernando tuvo el detalle de enviarme el manuscrito antes de mandarlo a imprenta, tuve la suerte de leerlo en bruto», recuerda Domínguez. A medida que iba leyéndolo en el ordenador, le dejó «impresionado por haber sido capaz de presentar, con tanto realismo, esas situaciones, y en un formato literario que tenía la potencia de enganchar al gran público».
Claves del éxito
Con respecto a los detalles que refleja el libro, el periodista destaca el «ambiente interno de las familias» y la descripción del «mundo social que ha apoyado a ETA». Al terminar el manuscrito, Domínguez comprobó lo que ya intuía cuando Aramburu se lo envió: en el relato no había incongruencias. Pero de ahí al éxito… «La clave principal es el buen hacer literario y, además, ha llegado en un momento en que había ganas de saber. La sociedad tenía preguntas y la novela da respuestas.
Ha hecho mucho más por la construcción de un relato que las obras sesudas. Es el mejor reflejo de toda una larga etapa de terrorismo. Los personajes son ficticios, pero lo que hay detrás son realidades que han existido. Queda clara la derrota moral del terrorista», reflexiona. En ese sentido, Domínguez tiene claro que «el nacionalismo oficial la ha recibido con frialdad, pero la sociedad la ha acogido de forma muy favorable».
Pero, volvamos a marzo de 2016. Unos días antes de que a Aramburu le llegara el comentario de Domínguez, el escritor mandó la novela, por fin, a su editor. «Es un milagro poder leer un manuscrito de esa potencia. Su lectura me sacudió, me provocó una emoción casi sin respiro», recuerda Cerezo. Las tiradas de los libros de Aramburu en Tusquets, donde publicó por primera vez en 1996, solían ser, «siendo optimistas», de 3.000 o 4.000 ejemplares. Pero con «Patria» el editor lo tuvo claro: 20.000 de inicio. «Fue un empeño mío. A él le dejó turulato. Yo tenía clarísimo que iba a ser una novela impactante, pero no tanto. Con haber vendido 40.000 o 50.000 estaría contento», confiesa Cerezo.
«Patria» salió a la calle el pasado 6 de septiembre y, hasta el 7 de mayo, llevaba vendidos, según Nielsen, 252.512 ejemplares en 18 ediciones. A esa cifra habría que sumar las ventas registradas en las 1.600 librerías que forman parte de Cegal, el gremio de libreros, por lo que estaríamos hablando de unos 300.000 ejemplares. Y, con la Feria del Libro recién comenzada, la campaña de verano a punto de caramelo y la serie en el horizonte, todo apunta a que superará el medio millón. Unos datos que recuerdan a lo sucedido, en 2001, con «Soldados de Salamina», la novela de Javier Cercas, que también editó Juan Cerezo en Tusquets. Entonces, fue un artículo de Vargas Llosa lo que catapultó la novela de un Cercas que, como Aramburu, llevaba años escribiendo «en silencio».
Y que se preparen en el extranjero. Pese a que el autor vasco no tiene agente (es Tusquets quien ejerce como tal), «Patria» se publicará, de momento, en Italia, Francia, Alemania, Holanda, Polonia, Suecia, Reino Unido, Estados Unidos y Portugal. «Nos han venido a quitar los derechos de las manos y algunos editores han hecho una puja potente. Es una obra eminentemente local y, sin embargo, universal», sentencia Cerezo.
ABC – 28/05/17