Editorial, LIBERTAD DIGITAL, 28/11/11
¿Piensa López que ha llegado la hora de que gobierne el partido predilecto de los asesinos? Si es así, que lo diga y que se vaya; dejando en su lugar a alguien con más arrestos y otra idea de España. Pero ¿queda alguien así en el PSE?
El presidente del Gobierno autonómico vasco, el socialista Patxi López, ha declarado al diario El Correo: «Ha llegado la hora de acercar presos». De ETA, se entiende. ETA, esa organización terrorista que no se ha disuelto, que no ha entregado las armas, que no ha pedido perdón por sus asesinatos, que expulsa de sus filas a quienes piden perdón por sus asesinatos, que no tiene la menor intención de esclarecer sus numerosos crímenes no resueltos y que ha colocado dos caballos de Troya en las instituciones españolas para mejor dinamitarlas. Y es que, según el señor López, ha llegado la hora de hacer gestos.
Desde luego. Ha llegado la hora de los gestos… y de los hechos.
Ha llegado la hora de que el Partido Socialista de Euskadi abandone la derrota entreguista, apaciguadora y filonacionalista que emprendió al defenestrar a Nicolás Redondo Terreros; por indigna, por injusta y por estéril: ahí están los pésimos resultados cosechados por López, Eguiguren y compañía el pasado 20-N: 254.000 votos, 170.000 menos que en las generales de 2008 y 64.000 menos que en las autonómicas de 2009. En 2008, el PSE fue la primera fuerza política del País Vasco, y la segunda en 2009. Ahora es la tercera, por detrás del PNV y de Amaiur, absoluto beneficiario del desplome socialista.
Ha llegado, también, la hora de que el PSE mueva de una vez ficha en favor no de los asesinos y quienes los blanquean, sino de las víctimas del terrorismo, que siguen donde estaban: en la exigencia de memoria, dignidad y, sobre todo, en lo concerniente a los poderes públicos, justicia. La hora de que López y Eguiguren dejen de decir palabras que a tantos hielan la sangre y velen por los intereses de quienes han padecido lo indecible por causa del terrorismo separatista y sus contextualizadores.
Y ha llegado, en fin, la hora de que López se defina. Desde que se aupó a la presidencia del Ejecutivo regional vasco, López transmite la sensación de que se considera una suerte de usurpador de un bastón de mando que sólo podrían exhibir con plena legitimidad los herederos del mefítico Sabino Arana. De ahí, quizá, sus declaraciones o tomas de postura más controvertidas. ¿Piensa el señor López que tiene que hacerse perdonar por el nacionalismo? ¿Que su Gobierno no debería estar ahí? ¿Que ha llegado la hora de que gobiernen los recogedores de nueces y el partido predilecto de los asesinos? Si es así, que lo diga y que se vaya; dejando en su lugar a alguien con más arrestos y otra idea de España. Pero ¿queda alguien así en el PSE?
Editorial, LIBERTAD DIGITAL, 28/11/11