Pentimento de Ermua

EL MUNDO 17/07/17
SANTIAGO GONZÁLEZ

EL 12 DE julio de 1997 se celebró en Bilbao la más grande manifestación contra ETA jamás convocada. La cabeza de la misma arrancó a iniciativa de Arzalluz, sin esperar al presidente del Gobierno ni al ministro del Interior, que no habían llegado todavía. Aquella marcha fue un clamor, la primera vez que en una manifestación contra ETA se rompía la consigna de silencio de los convocantes, el Pacto de Ajuria Enea.

Aquella tarde mataron a Miguel Ángel y, un año después, el PNV y EA negociaban con ETA la exclusión de las fuerzas «cuyo objetivo es la destrucción de Euskal Herria y la construcción de España (PP y PSOE)», un precedente del Tinell, pero firmado con los asesinos de Miguel Ángel. El Pacto de Ajuria Enea da lugar al Acuerdo de Lizarra, el PNV jubila a Ardanza y lo sustituye por Ibarretxe. La coalición de Gobierno que mantenía desde hacía 10 años (menos ocho meses) con el PSE se acaba y el PNV arranca la VI legislatura junto a EA y en pacto de legislatura con Euskal Herritarrok, la marca de HB. Uno de los 41 votantes que tuvo Ibarretxe aquel 19 de mayo de 1999 fue el parlamentario Josu Ternera, jefe operativo de la banda terrorista.

El espíritu de Ermua dio lugar a dos plataformas ciudadanas, el Foro Ermua y ¡Basta ya! y su vigencia propició una política antiterrorista que llevó al Gobierno de Aznar y al PSOE el pacto por las Libertades y contra el Terrorismo. Pero no era un pacto de Estado. El nacionalismo estuvo en contra desde el principio y los socialistas lo aplicaron de manera sumamente creativa, con las conversaciones de Eguiguren con Arnaldo Otegi ya en los primeros meses de la firma.

Veinte años después del asesinato de Miguel Ángel no han querido honrar su memoria los nacionalistas, ni los socialistas, salvo la honrosísima excepción de Carlos Totorika. Tampoco Podemos, sus extensiones y mechas, ni el Ayuntamiento de Bilbao, ni el de Madrid, ni el de Barcelona, ni el Congreso de los Diputados. En Lasarte ha fracasado por la abstención del PSE, Podemos y PNV una iniciativa del PP para que el pleno condenase la violencia de ETA y guardase un minuto de silencio en honor de Miguel Ángel Blanco. Es una muestra de coherencia, si bien se mira. Los socialistas que gobiernan el pueblo en cuyo término fue encontrado Miguel Ángel con dos balas en la cabeza, ya se abstuvieron el 14 de febrero pasado, cuando el mismo concejal propuso un minuto de silencio por Froilán Elespe, teniente de alcalde socialista asesinado en 2001.

Veamos sus efectos. A la hora del secuestro, Ermua tenía ocho concejales socialistas, ocho del PP, dos del PNV, dos de IU y uno de HB, Jon Cano, que aquel día tuvo que huir de la ira de sus vecinos. Dimitió y nadie quiso reemplazarlo. Veinte años después, el PSE ha perdido dos, el PP otros dos; el PNV ha ganado uno, EH Bildu tiene dos concejales más que entonces y el espacio de Unidos Podemos ha pasado de dos a tres.

Veinte años después se ha conmemorado un aniversario importante. No para Carmena, ay, mi Carmena, que cree que no se debe singularizar a una víctima por encima de otras. Ella no puede calcular que fue ETA quien destacó a Miguel Ángel al someterlo a una pasión y muerte tan crueles, que encendieron la rabia la protesta ciudadana, aunque fuese por poco tiempo. Veinte años después ha sido honrado por su partido y poco más. Como le pasó al Rey emérito en el 40º aniversario de las elecciones constituyentes, el PP no ha encontrado sitio para dos testigos muy cualificados: Aznar y Jaime Mayor, presidente del Gobierno y ministro del Interior en aquel julio de 1997.